Cartas desde el infierno.
Mi querido esposo, te escribo para contarte los últimos acontecimientos del castillo, como sabes el hecho de enviarte estas cartas son motivo de castigo por parte del clero, no entienden cómo pudiste enseñarme a leer y escribir, porque solo soy la esposa del señor y he de acomodarme a este estatus.
Desde hace un tiempo, oigo sus murmuraciones, sus comentarios a mis espaladas.
Sé que no debo hacerles caso, pero ellos hablan dicen cosas acerca de ti, te llaman demonio.
Oh dios poderoso, si tu eres un demonio yo no quiero entrar en el cielo.
Te echo de menos, tus labios, tus manos, tus caricias…aun recuerdo la última noche que estuvimos juntos, recuerdo tu cuerpo cerca del mío, tus manos, tu lengua saboreando la mía como pedía a tus manos que bajaran donde provocaba a mi sexo tu exigencia, que calmaras mi ardor y mis manos buscaban lo que deseaba entre tus piernas.
Si mi amor, recuerdo eso en mis largas noches, en mi soledad de ama del castillo, me recuerdo y me abrazo a la almohada esperando tu regreso.
Ya no duermo en nuestra habitación, me traslade a la torre más alta del castillo en el ala sur, donde solo hay una puerta de entrada y una ventana sobre el muro de más de veinte metros, no me fio de los que aquí habitan.
Oigo sus voces por entre las puertas y cuando yo entro callan, dicen que estoy enloqueciendo pero no es cierto, despedí a la nodriza del niño, pues la encontré dándoles a nuestro hijo a los sacerdotes, dijo que era para que le bendijeran por que lloraba mucho, pero no es cierto quieren separarlo de mi.
Así que duermo con su cuna al lado de mi cama, solo mis dos amas y tu fiel Larisa están cerca, solo de ellos me fio.
Dicen que eres un maldito, que bebes la sangre de tus enemigos, que matas a mujeres y niños, pero yo se que eres un guerrero, mi esposo, mi amor… dicen que eres el diablo pues yo reniego de dios si así te llama, porque solo te vi luchar en su nombre y dios te da esa cruz tú has de luchar así ha de ser.
Tu amada, leal por siempre.
- Días después del envió de esta carta, la ama del castillo se lanzo desde la torre que fuera su cuarto, se mato contra el rio que bordeaba el castillo de su esposo pues pensó que el había fallecido en la guerra.
- En cuanto al señor del castillo, cuando vio que ella no estaba, que su hijo había sido entregado a los sacerdotes y que estos lo habían matado convencidos de que el había muerto…. enloqueció, pero esta historia ya la conocen por que este príncipe se llama Dracula, y de su historia no soy quien para hablarles.