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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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Azrael

Gordita

Mi Tiempo

MADRID

martes, 29 de junio de 2010

solo un cadaver en la cuneta de la vida.


Nunca había tenido un lugar llamado hogar, ahora entre los plásticos, ropas viejas, y cartones mohosos había encontrado un lugar donde dormir, junto a un par de amigos y Katrina.
Katrina era guapísima, tenía unos ojos negros preciosos y una sonrisa que envolvía los problemas como si no existieran, lo cierto es que él había sido rescatado por ella.
Se miro las manos, lo bueno del pegamento es que se te olvidaba que estabas durmiendo en la esquina del parque, junto al mercado.
Katrina no estaba, ni cucho y Javi, era extraño cucho llevaba dos días sin volver al grupo y Javi había ido a su busca pero y Katrina? pregunto a luisi el más pequeño del grupo pero se ve que el pegamento aun le hacía efecto por qué no paraba de reír como un imbécil.
Salió del lugar y miro, busco por entre los grupos del parque y fue preguntando a las chicas que encontraba pero ninguna había visto a Katrina.
Se fue hacia el mercado, mirando y buscando, nada y así sin darse cuenta llego hasta la avenida, los grandes caminos descargaban, sus recuerdos se hicieron amargos, hacia un mes un grupo de tres hombres le pegaron una paliza por intentar salvar a luisi mientras era violado por aquellos hombretones, solo porque le dieron de comer y lo emborracharon, pobre Luisi desde entonces no paraba de esnifar el pegamento, así que Cucho se tenía que alejar cada vez más para obtener carteras de turistas y mantener al grupo a salvo, pero claro hacia dos días Cucho no volvió y Javi salió en su busca, de pronto sus ojos se quedaron como platos, Katrina bajaba de un coche, llevaba un bonito vestido de flores y los labios a medio pintar, el tipo la dio algo, era dinero.
Katrina era una puta, sus ojos se llenaron de lágrimas, la falta de comida y dinero para evitar que luisi saliera otra vez, había hecho que ella saliera a conseguir dinero.
Cruzo enloquecido y encontró a una sonrisa que le envolvió y con unos ojos llenos de esperanza le dijo, aun no puedo volver, dentro de una hora volveré a casa y nos iremos a un lugar mejor a vivir.
El la desprecio, la odio, salió corriendo, no sabe donde fue pero acabo junto a un viejo borracho que le dio su botella y luego se durmió.
Cuando por fin tuvo hambre volvió a casa, pero en el camino vio a un grupo de hombres y a la policía, luisi estaba en el suelo, lo habían apuñalado.
Katrina desde lo lejos le miro con ojos acusadores y se marcho, el lo había dejado solo, el había abandonado a su pequeño amigo, luisi apenas tenía seis años y ahora, nunca cumpliría los siete, volvió a perderse entre las gentes, sin pensar. Solo tenía 10 años, pero aquel había sido el día mas duro de su corta vida y no llego a cumplir los 11 años; un camión de mudanzas lo atropello como nadie lo había visto dejo el cuerpo junto a la cuneta y continuo su ruta, si no entregaba aquellos muebles no recibiría su paga y tenia familia que alimentar, no le vieron, no le oyeron.
Solo fue un cadáver de 10 años en la cuneta del olvido.

domingo, 27 de junio de 2010

Gena

Caminaban en silencio, sabían que aquella llamada era algo que llevaban esperando ya mucho tiempo.
Cuando pasaron los años y Gena fue creciendo, los problemas se agravaron, ahora 6 años después era un ser descontrolado.
La habían acabado internando, solo por precaución en aquel sanatorio para trastornos mentales, ahora la famosa llamada que siempre temieron se había producido por fin.
Entraron en el vestíbulo, adornado con plantas y la tediosa música ambiental les hizo sentir nauseas, era repugnante que la hubieran tenido que meter en aquella clínica y ahora, que tuvieran que certificar su muerte.
Una señorita les hizo seguirles hasta un despacho, allí el médico les explico que la forma de aquella muerte era algo habitual, de los tres visitantes se miraron con sorpresa y casi con una sonrisa de soberbia dignidad, muerta.
Les llevaron hasta el depósito, aquel lugar olía a antiséptico mezclado con muerte, un olor francamente desagradable, en una camilla en el centro de la sala una figura cubierta con un plástico negro llamaba la atención.
El médico llamo a uno de sus ayudantes que abrió la cremallera de la bolsa de plástico, allí estaba Gena con su carita de ángel, pero muerta.
El médico les hablaba de que apenas había sufrido, a pesar de los cortes en sus muñecas, apenas sufrió, ya que esto era lo realmente alarmante que se matara después de matar a los dos trabajadores de la planta que la fueron ayudar.
De Pronto el ayudante cayó de rodillas, tras el uno de los visitantes había arrancado el corazón del trabajador sin apenas haber variado la expresión divertida de su rostro.
El médico le miro horrorizado antes de caer el igual que lo hiciera el ayudante un segundo antes, se miraron sonrientes y miraron el cadáver de Gena luego cerraron la cremallera de la bolsa y salieron sin que nadie se percatara de ello.
Mientras caminaban, uno de ellos dijo:
Gena nunca acepto lo que era, mi pobre niña bueno ahora ya descansa en paz.
Otro de los seres miro al cielo y murmuro en un sibilante siseo:
Podíamos haber cenado, por lo menos al ayudante, es que tanto desperdicio me asquea.
Los tres rieron en voz baja y la única mujer del grupo termino:
Gena no podía aceptar lo que era y claro para los humanos siempre es más fácil cuando ellos se creen los únicos seres del cosmos, verdad? Cuanto antes volvamos a nuestra realidad antes podremos descansar, cenar y dar descanso a Gena.
Siguieron en silencio mientras caminaban por la acera del muro de aquel sanatorio mental desapareciendo en medio de la calle, por suerte para ellos aunque creo que la suerte no tuvo nada que ver, estos sanatorios suelen estar a las afueras y nunca se percatan en como llegan las familias de los pacientes ni de cómo vuelven a sus casas, digamos que para los olvidados de la sociedad da igual quienes son o quienes fueron, siempre y cuando no salgan los que estén dentro.

sábado, 26 de junio de 2010

el arbol del ahorcado.


















No sé cuanto llevaba allí colgado, los cuervos ya le habían sacado los ojos.


Me comí mi lata de judías a la sombra del cuerpo del ahorcado.


El viento movía el cuerpo y hacia crepitar la rama de la que colgaba, lo más humano hubiese sido cortar la cuerda, pero me pareció tan cruel dejar de dar a comer a los cuervos; al fin y al cabo el nunca había hecho nada bueno, ahora daba de comer a los animalitos, sonreí.


Me comí mi lata de judías, el sol ya estaba cayendo, pronto el coyote saldría y las serpientes dominarían el territorio del desierto, pronto un caballo negro y su jinete seguirían sin destino fijo, rumbo hacia ninguna parte, eso sí, buscando a mi ansiada amiga la muerte.


Un lagarto cornudo apareció frente a mis ojos, señalando rumbo al desierto.


Como me dijo mi amigo pluma roja, un lagarto cornudo te indicara el camino y así debía seguirlo.


Pronto mi vida sería más corta e incluso dejaría de ser, pero eso sería otro día pues este ya había tocado a su fin.


miércoles, 16 de junio de 2010

yo soy la muerte.

Me perdí en cientos de recuerdos innecesarios,
eran pensamientos intermitentes e insoportables,
el peso de la conducta humana,
se relajo el alma de los penitentes;
observaban en silencio,
erráticos vagabundos cuentacuentos.
Marcó con su dedo la fecha
en el libro de la vida se escogió al azar la hora exacta.
y
los segundos petulantemente danzaron,
En una danza macabra de vida eterna.

Pusilánimes los sueños se escondieron
En hileras interminables de momentos vividos,
Uno a uno se borraron los llantos acaecidos,
Se acallaron los segundos de risas vividas
Enfrascándose en una burbuja de rosa sonrisa.
No hubo más dulzura ni besos,
En los labios de los enamorados,
Ni enjambres de caricias,
En los brazos de los acunados niños,
Solo silencio,
En un sinfín de prosas
Con acontecimientos encadenados,
Concatenadas las minúsculas horas,
En las mayúsculas de los años,
Pintarrajeadas de rojo sangre,
Los festivos que se restan a un diario,
Y así en un pensamiento por mí acontecido,
Vuestra vida se fue de vuestro lado.

sábado, 12 de junio de 2010

¡Oh, señor de la muerte!


Un mundo lleno de cristales rotos,
El fuego arraso todo el pasto verde
Las llanuras de rico trigo se abrasaron,
Bajo el fuego de las llamas pútridas,
El nombre del jinete la guerra,
Con ojos de sangre,
Lenguas de odio,
Cargo su espada la envidia y los celos,
Sus pezuñas negras de ponzoñosas
Y repulsivas calumnias,
Levantaron en armas a un pueblo,
Hermanos contra hermanos,
Luchas de milenios,
Por un trozo de tierra que ya no tiene nombre,
que perdió la esperanza en una fosa común,
ya no hay amor en los ojos de las madres,
solo se tiñen de negros sus pupilas frente a la ira de los hombres,
los niños empuñan armas para vengar a sus padres
para matar a los que mataron y violaron a sus hermanos.
¡Oh, señor de la muerte!
Llévate a sus almas sin nombre,
Al lugar donde tendrán un descanso eterno,
Al corazón de la tierra que los vio nacer,
Deja que se borren y así sean escritos,
Sus nombres en mármol negro,
Para que todos sepan y olviden que es,
En monumentos que cagaran las palomas,
Esas mismas que representan la paz,
Que destruye el mundo de las luces.
¡Oh, oscuridad cubre con tu manto!
Sus ojos de sangre,
Aleja al caballo y caballero de la muerte,
Que no suene más la trompeta que su sello abrió,
Que tu manto de nada cubra la mente de los hombres
Y sea el ocaso del viento quien traiga calma,
Al lugar donde ya las fosas
Forman millares de surcos,
Y en lugar de semillas yacen cadáveres.

martes, 8 de junio de 2010

barro y lluvia.

Mientras la lluvia mojaba los cristales
De la nada,
Rugían los vientos en una mañana de verde asumido,
Un corazón de lazos postergado.
¿Qué hacer cuando el corazón se para?
y si no vuelve a la vida,
nada,
se hace nada.

La lluvia repite monótona su canción,
Golpeando con fuerza en los cristales sucios,
Embarrizada mi alma en una pútrida estación,
Montones de barro,
ecos de palabras.
una extraña aparición,
Escrutinio de versos mal narrados,
Una coma fuera de lugar en el verso,
Métrica incompleta,
Puntuación exacta.
Mece el tiempo a las horas,
En crepúsculos de inútiles montañas,
Que son libros apilados en desecho,
De frases hechas de mañanas.
Busca en tu pecho el latido perfecto,
Pero solo late a descompás el corazón,
Si lo oyes latir este vivo,
Y eso es lo que yo prometí,
Ahora sin más frente al público,
Aplausos.
El bufón ha concluido su obra,
En silencio y sin mirar atrás,
Escucha el eco,
De los aplausos.

domingo, 6 de junio de 2010

las lagrimas del bluesman


Acaso no es el señor de la mentira,
El magnánimo Astaroth?
Acaso no mantiene la oscuridad
Protegida a sus hijos?
Quienes osan llamar al príncipe oscuro:
¨mentiroso,
de corazón marchito
cuyo odio descansa en su alma¨


Es la noche,
ella le mece cuan niño de teta.
Allí entre las lágrimas cadavéricas de la luna,
Bella y lánguida
llena.
Jinete de alas negras,
en el castillo del alba.
os llaman,
príncipe de la noche,
la dama descansa en una luna,
Negra y muerta.
La luna llena iluminaba aquel cruce de caminos solitario, tres figuras caminaban en silencio, un anciano daba la mano a un niño de unos ocho años y en la otra mano llevaba una funda de guitarra, un hombre corpulento con un abrigo que le llegaba a los tobillos y cuyo color alguna vez fue negro los acompañaba, lo cierto es que si alguien hubiera pasado por aquel lugar en coche hubiese pensado que estaba alucinando, pero por aquel cruce de caminos solo pasaban los que habían de pasar.
Una mujer con traje rojo y piernas largas y bien contorneadas bajo de un BMW que había aparcado en un lateral del camino, su cabello negro y ondulado una estatura de modelo y los andares de Marlín Monroe, la hacían bastante atractiva, sobre todo a la luz de la luna llena, el niño abrió la boca admirado y el abuelo con un tono de reproche solo le dijo que mirara su sombra.
El niño pareció sorprendido al ver a un ser encorvado y con orejas de lobo en la sombra de aquella bella mujer de rojo.
El niño se sorprendió al ver acercarse a otro hombre, vestía con corbata roja y camisa y chaqueta negra, era calvo y una sonrisa casi hipnotizarte le asusto, el hombretón cogió al muchacho del hombro y dijo es Astarté un poco de respeto, chaval.
Todo estaba demasiado iluminado pensaba el niño, su abuelo parecía estar muy tranquilo.
De pronto una figura extraña se acerco desde el lugar por el que ellos habían llegado caminando, la mujer se apresuro a sacar algo de un maletín del que hasta ahora el niño no se había percatado y la sonrisa de aquel hombre calvo se borro de su cara.
El extraño que se acercaba en silencio, alto, moreno de cabello largo y ojos grandes y rojizos hizo que el niño sintiera una calma extraña, su sombra tenía alas grandes y su forma alta y esbelta le hizo pensar en el ángel de la guarda.
Así que existía, pensó pero no dijo nada.
El primero en hablar fue el hombre grandote del abrigo roído.
Os he traído a los dos como me pedisteis y mi recompensa es el doble de la de siempre-.
Así es- dijo la mujer del traje rojo y el maletín.
- Me sorprende que dos altos señores se hayan dignado venir a recoger el alma de un bluesman- dijo el abuelo en alto, cosa que sorprendió al niño y al grandullón.
El hombre calvo, con traje negro y corbata roja se aproximo al anciano con cara de desprecio y sin dudarlo comento- tú y tu nieto sois míos- puso su mano grande y huesuda sobre el hombro del niño y este sintió ganas de salir corriendo pero se quedo quieto mirando a su abuelo, este parecía estar llorando pero no decía nada, el que hablo para sorpresa de todos fue el ángel, con un tono casi un susurro musical se dirigió al anciano, mientras con su mano delgada y fuerte apartaba la mano del otro hombre.
Anciano vengo aquí en nombre de la bella luna, desde lo alto se ha compadecido de ti y mi querido Astaroth vengo a cambiar el trato.
El hombre calvo no pareció muy alegre, pero asintió, la mujer de la sombra repulsiva comenzó a leer, dos almas se le entregarían si intentaba burlar el trato, el niño parecía sorprendido, su abuelo había vendido su alma para ser un bluesman pero además, había decidido no entregarla el día que así quedo pactado que lo haría.
El y su abuelo debían irse con aquel hombre calvo, pero el ángel volvió a hablar… esta vez al niño le pareció que le guiñaba un ojo, un ángel de la guarda negro le acababa de guiñar un ojo.
Aquellos seres eran demonios y su abuelo le había condenado al infierno, el niño tenía miedo y solo confiaba en aquel ser elegante, de voz suave y modales dulces.
Dos almas por incumplir una fecha- dijo el Ángel negro- Mefistófeles te enseño bien Edith- miro de nuevo a la luna- el caso es que hay otro alma que ofrecer y yo se la he prometido a mi amada luna- su mano se había aferrado al hombro del hombre calvo, este parecía sentir un dolor agudo por su cara, el niño sonrió, ese tipo calvo no le caía nada bien.
Anciano- dijo dame el alma de tu guitarra y el niño será libre- dijo el ángel con una sonrisa dulce mientras el hombre calvo parecía retorcerse de dolor- el anciano miro a la luna y en una voz casi inaudible murmuro- gracias bella- luego se inclino, abrió la funda y saco una bella guitarra blanca entregándosela al ángel negro-.
El ángel la miro y moviendo suavemente la mano, una bella figura femenina salió de aquella guitarra, el anciano lloraba sin cesar, después soltó la guitarra que cayó estrellándose contra el suelo.
Miro hacia el cielo con la bella figura femenina de la mano, dijo esta reunión ha terminado, niño vete antes de que me arrepienta.
El niño entonces miro al abuelo, pero ya no estaba, ni estaba el hombre grandote, ni el BMW ni la mujer de sombra repulsiva, sin embargo le pareció ver en el suelo la sombra del ángel negro que le indicaba una dirección con un dedo.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que se había quedado solo, su abuelo ya no estaría con él jamás, comenzó a llorar pues solo tenía 11 años y no tenía nada en el mundo.
Un ruido y una luz le sorprendió y se paró a un lado de la carretera, era un coche de color plata pero no sabría decir el modelo, una bella mujer vestida de blanco se bajo, hizo instintivamente lo que le aconsejara su abuelo, miro la sombra pero no había.
La mujer le entrego una funda de guitarra, era la de su abuelo, en la cogió y la mujer se volvió al coche y se perdió en la noche.
El niño abrió la funda de guitarra, dentro una bella guitarra negra con lunares blancos como lunas llenas parecía dormir, la acaricio y unas notas dulces y melodiosas salieron de ella.
Era la guitarra de su abuelo, era ella, una voz dulce y melodiosa a la que reconocería en cualquier lugar y que era de aquel ángel negro, murmuro- chico a que esperas, no hagas que me arrepienta, vete- le hizo echar a correr, sin parar, sin preocuparse en mirar atrás y le convirtió en un bluesman.

Epilogo.
Un anciano sentado en la silla de un mugroso hotel de carretera, tocaba una bella melodía mientras en una cama dormía un niño de unos once años.
Una llamada a la puerta le hizo dejar de tocar, al otro lado una bella mujer le observaba con lágrimas en los ojos y mientras lo hacía asentía con la cabeza.
El anciano solo pronuncio dos palabras- mama luna- mientras las lagrimas le recorrían la cara vieja y arrugada, un niño de once años dormía cálidamente en una cama de un hotel mugroso de esos de carretera.

sábado, 5 de junio de 2010

La carta.


Caminaba en silencio, ya había tomado su decisión y era inamovible.
Comparada con otras veces era demasiado clara para ser cierta, camino en silencio, metió la carta de despedida bajo la puerta numero 714.
Sabía que tras aquella puerta una pareja se amaba apasionadamente y que ella había sido simplemente un juguete.
Miro sus manos, sus dedos llenos de anillos, aun conservaba el anillo que la regalo, lo saco del dedo corazón con un tirón brusco.
A la artista más genial, eso ponía en la inscripción lo arrojo contra el suelo, fue curioso el anillo reboto y en contra de lo que había pensado rodo hasta golpear contra una pared del largo pasillo de aquel hotel.
Siguió caminando y tomo el ascensor, destino el hall.
Salió y se dirigió al mostrador donde una bella señorita colocaba cartas y paquetes en los casilleros de las habitaciones ocupadas.
Mi llave, dijo soltando la tarjeta sobre el mostrador.
- La joven la tomo y en un tono monótono dijo- sus maletas están en el cuarto central, sígueme- ella la siguió en silencio, la joven giro una llave y apareció una pequeña maleta de color verde oscuro, un bolso de viaje; los tomo y salió, la joven añadió- el taxi que pidió está en la puerta.
Efectivamente la estaba esperando, subió el equipaje con ayuda del botones al que dio unas monedas y subió al taxi.
Llego al aeropuerto, no había ninguna razón para sentirse triste pero lo estaba, embarco el equipaje y se fue a la terminal correspondiente a esperar su puerta de embarque, no tardo mucho en ser anunciada, estaba nerviosa solo hasta que el avión despego no se dejo derrotar, no comenzó a llorar pero no lo hacía por alejarse de allí, lo hacía por orgullo su orgullo había sido pisoteado.
La habían humillado, como tantas veces pero aquello había sido de una crueldad casi perfecta, ahora en silencio y cruzando el cielo azul, lloro hasta que las lagrimas recorrieron sus mejillas y se la secaron los lacrimales.
Una pareja ahora era feliz y ella, ella caminaba sola hacia ninguna parte.


jueves, 3 de junio de 2010

Desierto.








Caminaban en silencio, el calor del día ya comenzaba a pasar, ahora podían salir y con un poco de suerte llegarían al rio que les habían dicho los nómadas que se habían cruzado con ellos días antes.


Pronto la noche caería y sería peligroso caminar por aquel terreno desértico y abrupto.


Vieron a lo lejos el cañón y corrieron, daba igual las pupas de la boca, el hecho de no haber tomado agua desde la mañana y llevar en el cuerpo un par de saltamontes crudos, todo daba igual.


Al llegar al cañón oyeron un murmullo de agua que brotaba, se dejaron caer por entre las rocas, pero cuando llegaron en aquel pequeño cauce había un mono muerto, beber aquellas aguas seria la muerte, siguieron caminando en silencio, debía haber más agua, siguieron por el cauce hasta que vieron que no había más agua, se sentaron justo bajo dos árboles secos y muertos como pronto ellos lo estarían, la noche ya caía, cuando un rugido tras ellos les saco de sus pensamientos.


El alba dio paso a un grupo de mandriles que esperaban a que una pareja de leones terminaran su festín.


Un par de buscadores de tesoros que jamás regresarían a casa.