La búsqueda de un personaje.
Llevaba dos días enteros dando vueltas a la idea de la
creación sublime de un personaje, un personaje que salía de los más profundo de
su corazón, no más bien de su alma.
Cada letra que escribía la conducía hasta el, si el, un
nombre ya había surgido en su mente, Louson, la giraba, la hacía daño, la
degollaba las entrañas.
Como punzadas en su cerebro, solo pensaba en él, no tenia físico
pero cobraba alma, un alma negra, oscura, grande, nefasta.
Ese ser que poco a poco cobraba vida, se le aparecía en los
ascensores, en las paradas del bus, en el trabajo.
El era lo único que la salvaba del tedio, de la monotonía de
su insípido trabajo, una recepcionista en una vulgar peluquería, que soñaba con
acabar una mísera carrera y ser escritora, escritora, su monótono y aburrido
circulo desconocía que ella escribía, su pareja un abogado que trabajaba para
un buen bufete, sus amigas de la universidad, sus amigas parejas de otros
abogados, incluso sus compañeras de trabajo.
Todos desconocían esta pasión secreta, esta salvaje afición
que como una adicción se apoderaba de su cabeza y de sus extremidades, hasta
sentarla durante horas, frente a hojas blancas de Word.
Así fue como contacto con una compañera que como ella sentía
esta pasión solo que al contrario que ella lo decía abiertamente, gracias a
esta chica cuyo nombre era Penélope entro en contacto con el mundo de los foros
de literatura, del mundo de aquellos que como ella eran capaces de extraer
personajes y plasmarlos en hojas de papel en blanco, aquellos extraños seres
que como ella se auto llamaban autores de escritos, poesías, relatos, cuentos,
novelas, relatos cortos, incluyo ensayos, teatro, etc.
Ella no tenía un gran talento para la poesía pero quería estar
ahí, quería los aplausos el reconocimiento de Penélope y poco a poco fue haciéndose
un nombre en los grupos y foros,
Engatusando a Penélope a la que copiaba, así aprendió a
camuflar sus poemas en cambios de palabras, en copiar a otros y escribir en su
nombre, así fue como uno a uno, fue siendo expulsada de los grupos, siempre
dejando que Penélope se peleara por ella, pues ella siempre se sintió la
victima de estos comportamientos envidiosos.
Y así acabo en un grupo grande y poderoso intentando lucirse y engatusar, pero siempre había
alguien que leía entre líneas, alguien que no se dejaba engatusar.
Pronto encontró su propio espacio y se separo de Penélope,
pero no mucho, la necesitaba para copiarse de ella.
Ahora, Penélope la había invitado a un juego, en el que tenía que crear un personaje.
Tenía que ser un hombre y ella ya había creado a Louson, un
asesino despiadado y cruel que la espiaba desde el otro lado del espejo, un
monstruo que conocía su alma y la deseaba por encima de todo.
Gracias a este monstruo, despreciable conseguiría tener un
nombre un respeto.
Se puso a escribir y noto como a su alrededor el frio la
hacia estremecerse, siguió, siguió escribiendo, describiendo a ese ser que la perseguía
desde hace días que ahora como algo que jamás había entendido la hacía
realmente ser escritora, esto era lo que ella quería, lo que deseaba, era como
encerrarse en su cuarto y fumar Crack, era el subido que siempre había esperado,
su trozo de adrenalina subcutáneo.
Su lanzamiento al espacio, no lo sabía, pero así lo sentía, escribió
y escribió, aquella noche estaba poseída por Louson, se durmió, estaba tan centrada que se veía como
aquel monstruo, medio gárgola medio humano en lo alto de la catedral de la
Almudena, miraba a los infames humanos sus vidas ínfimas, penosas y absurdas en
muchos casos, y sintió que debía volar para buscar a su víctima, y salto al
aire frio de la mañana, al aire frio y noto como el frio la golpeaba en la
cabeza los brazos, como el frio la hacia estremecerse, y miro la acera estaba
bajo ella, intento levantarse pero no podía moverse ni respirar, una persona
venia desde lo lejos a buscarla, no empezó a sentir como algo horrible se
apoderaba de ella, un sentimiento algo en su interior la quemaba, la ahogaba,
la desgarraba.
Aquel que iba hacia ella, era Louson y se reía, su risa la
helaba la sangre, y de pronto aquella mano huesuda, fría y mal oliente, la tapo
la nariz mientras agachado frente a ella la lamia la cara, y entonces noto como
la cerraban los parpados no era Louson, no era él era Penélope, sonreía y la
cerraba los ojos, mientras tarareaba una nana.
Y así Milena, murió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario