Cuando se vive en el lado oculto de la Luna.

Cuanta tristeza, notaba, cuanta angustia.

Me senté a pensar entre los múltiples nombres de aquellos sin nombre que ahora esperaban mi ayuda.

El callejón estaba vacío, oía las respiraciones de esos a los que debía proteger justo tras de mí, vaya día malo llevaba, primero la escuela exploto, ahora venían a por mí todos los narcos del planeta tierra, joder- pensé con autoridad- no llores mas y céntrate guapita el mundo no se acabara si tu mueres pero tu si- me gusta ser realista, siempre realidad por encima de deseo, así me iba en este mundo mierda.

La trampa estaba hecha, solo esperaba que los nadie respondieran y no me dejaran tirada como una colilla.

Me centre y corrí hacia atrás, muchos niños y mujeres, salidos de aquella escuela.

¿Cómo me había metido en aquel lio?- gran pregunta, pensé- lo cierto es que siempre estuve en el lado oculto de la luna, siempre fuera de la ley que ellos consideran justa, primero me vengué por mí misma, luego por otras, luego por otros y aquello no terminaba jamás, siempre había alguien más que quería vengarse y vuelta a la rueda.

Mire al cielo, comenzaba a llover, eso era bueno para mí sí lo era, me refrescaba y me hacia recordar porque todo aquello, porque toda esta rabia, hacia ya años pero para mi familia yo desaparecí, estoy muerta, pero no podía volver a casa después de la violación, de los golpes, solo podía vengarme y lo hice, pero claro después tampoco podía volver, ya no era la misma y les hubiera metido en auténticos problemas.

Ahora había que centrarse, hice un gesto para que me siguieran, subimos por la escalera de incendios del viejo cine imperial, salimos a un pasillo medio derruido, hice gestos para que salieran a la calle por la puerta lateral que daba a la avenida, que desde hacía años era solo una calle llena de putas y yonkis; cuando hubieron salido todos, volví sobre mis pasos, hacia el callejón.

Nada iba a impedir mi última gran actuación, las dos furgonetas llegaron a tiempo, los tipos entraron a por mí justo a tiempo de ver los fuegos artificiales.

Booooommmmm, barrabummmmmmm, Justo a tiempo me metí en el sótano del teatro, justo a tiempo vi como todo volaba por los aires, mis oídos estaban con un pito enorme que me indicaba que había casi roto el tímpano, Salí hacia la puerta principal, la puerta lateral estaba abierta, la cerré tras de mí y me fui al coche que había al otro lado de la calle esperándome, subí en el, justo para ver como volaba el teatro, ahora era momento de irme, de irme a dormir.

Después de tanto tiempo, necesitaba dormir.

Ahora sentía alegría, enorme, sentía alegría.

No sé cuánto me durara pero ahora estoy bien.