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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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MADRID

domingo, 19 de diciembre de 2010

Rictus Mortem-1





La noche no ha cambiado pero si lo ha hecho lo que habita en ella.
Caminaba por aquella calle, solitaria y de pronto fui a dar con una serie de callejones sucios, llenos de personas extrañas y sucias.
Aquella humanidad había sido capaz de crear luz en la oscuridad para librarse de nosotros, los seres de la noche.
Pero no es fácil librarse de nosotros, no es fácil. Al igual que no es fácil ser uno de nosotros, la luz es la oscuridad y nuestro único astro rey la luna.
El viento me trajo aromas de papeles quemados, colchones con olor a pis y moho, sudor, hedor a humanidad.
Me involucre con las gentes de las calles, adictos, alcohólicos, niños sin otra cosa que hambre, mujeres sin otra cosa que dolor, algunos moteles al sur llenos de los que se agarraban a una vida o se dejaban caer en la calle, voces, gritos, risas y llantos, todo junto todo mezclado.

Entonces lo vi, se trataba de un joven que caminaba solo, hacia el interior, con la camiseta sacada por fuera del pantalón y una sonrisa torcida.
Iba deprisa, acelerado se dirigía hacia la zona de los hostales del sur, buena señal aquel joven aun se agarraba a vida en lugar de caer en la calle, no estaba tan mal como el resto.
Efectivamente, llego a un cuarto del segundo piso, allí dos niños esperaban y el joven les dio unos perritos calientes y un refresco para los dos.
Los niños se lanzaron a comer como locos, el joven se dejo caer en el suelo y se durmió.
Pero entonces un olor me atrajo mas, un hombre se despedía de una chica, en un coche enfrente del hostal.
Vi como la chica fingía entrar en el hostal cuando el hombre se fue, ella se dirigió a la calle y yo me fui a por el hombre.
Me coloque delante del coche justo cuando torció, aquellas calles vacías delimitaban el final del barrio pobre y decrepito, freno en seco abriendo la ventanilla y gritándome algo que no le deje terminar, era hora de comer.
C huando termine cogí el coche y me aleje hacia el vertedero municipal, allí arroje la carcasa del cuerpo sin sangre.
Luego me fui con el coche hacia el barrio decrepito y lo aparque justo en una esquina un poco alejada, me aleje caminando.
La luna seguía en su sitio y las luces protegían a los seres humanos de mí, nadie les protege de mí.
Mi nombre es Clave de Re y soy vampiro.

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