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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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domingo, 24 de octubre de 2010

historia de una calle.



La calle ave maría, es una calle cortada, hace años era una de las calles que unían la avenida con el pueblo, pero desde que ampliaron la avenida por otro lugar la calle Ave María quedo cerrada
Aunque era una calle que estaba muy cerca de la estación de hecho corría paralela a las vías, lo cierto es que el corte de avenida hizo que la calle fuera muriendo poco a poco.
La tienda de alimentación cerro, convirtiéndose en viviendas, al igual que la bodega de la plaza que ahora era un bar.
La calle se fue llenando de personas pobres, de todas clases, la señora Marta tenía a su hijo alcohólico y a su hija, drogadicta viviendo con ella, la policía a veces venia a su casa con la hija o con el hijo dentro del coche, lo cierto es que la Señora Marta mantenía a los dos con una miserable pensión.

Otro de los vecinos de la calle era Francisco, un padre de cinco niños pequeños que trabajaba mucho y que nunca estaba en casa, la hija mayor se encargaba de llevar a los niños a todas partes y siempre estaban en la calle, hasta que esta se quedo embarazada, no se conoció al padre jamás, pero el Señor Francisco también se hizo cargo de su nieto.
También estaban los Cuchitos, una extraña pareja que decían eran carteristas, no se sabía muy bien si eran hermanos, matrimonio o qué, pero cuando tenían dinero la calle se ponía de fiesta, hasta con Champan del caro. Había un matrimonio joven con un bebe pero pronto se fueron del barrio, su casa tenía muchas humedades y dicen la vendieron, el comprador fue Serafín el jubilado, no hay más que decir de él solo que cuando venía del bar de la plaza se confundía de puerta y comenzaba a gritar, ladrones me habéis cambiado la cerradura, pero sé que sois del gobierno que me tenéis vigilado. La casa de arriba del todo siempre estaba vacía, hasta se derrumbo el techo, hasta que un día unos jóvenes entraron en ella y la empezaron a arreglar, pintaron las fachadas, arreglaron la puerta y trajeron bancos, de alguna parte, poniéndolos en la puerta del inmueble. Un día los vecinos oyeron un ruido de coche, era tarde y no solían pasar coches a esas horas, ya no, no era una calle donde pasaran habitualmente coches al no ser que fueran de la policía y solían venir con sirenas, tampoco había demasiados vecinos con vehículos propios, nadie salió a mirar, mirar a esas horas no estaba bien, en la noche cada uno se metía en sus asuntos, así era la calle Ave María. Serian las cuatro de la maña cuando se oyeron unos murmullos fuera, parecían proceder de la casa del final de la calle, era una discusión o algo así, no sabían muy bien que ocurría así que los vecinos salieron a mirar. Vieron a una extraña pareja bajar por la calle, no hablaban de sus manos goteaba un extraño fluido, pero no tenían ni cuchillos ni nada parecido, sus caras estaban llenas de sangre, tampoco había ningún coche más arriba y eso era extraño pues todos los vecinos lo habían escuchado pasar. Al ver bajar a la pareja extraña y goteante, todos se encerraban en sus casas, pero de nada les sirvió. A la mañana siguiente un trabajador de la estación que pasaba por la acera vio un cuerpo tirado en la calle y llamo a la policía. Lo que la policía encontró fue dantesco, la vecindad completa había sido asesinada, todos degollados. Ahora el calle Ave María que sigue existiendo, no está habitada ni por vagabundos, estos los que por desesperación alguna vez han acudido a dormir en alguna de las abandonadas casas dicen oír un coche y unas voces que bajan calle abajo, gritando, y huyen despavoridos. Aun el crimen sigue sin solucionarse.

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