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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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jueves, 26 de noviembre de 2009

Las cronicas de la sangre.


Crónicas de sangre: La Maldición de los Gonzálvez.

Los condenados bajaban del barco, los juicios eran rápidos para los traidores.
En el navío que llevaba por nombre El Crucificado, llegaban más de cincuenta hombres condenados en las colonias Españolas, la condena más grave era la muerte y la más leve eran las condenas perpetuas , de los que sabían no saldrían jamás.
Aquella joven, llevaba un vestido de Señorita criolla, un velo negro cubría casi todo su rostro, la acusaban de ser la causante de la muerte a cinco hombres y una mujer en la plantación de su padre, aunque se la juzgaría ya estaba condenada a morir en prisión, más de treinta años eran suficientes hasta para una señorita de buena cuna como ella.
La palidez de su piel y su cabello de color castaño la daban una imagen irreal, desde que fue apresada no había comido, se negaba a hacerlo, entre los muertos estaba su prometido.
Los hechos un tanto extraños habían ocurrido una noche de luna llena, el prometido de la joven el más poderoso de los señores de las plantaciones en la Isla volvía de cacería junto con sus cuatro amigos de igual alcurnia cuando entraron en la habitación de la joven.
La encontraron maltrecha en el suelo junto a un enorme charco de sangre, los hombres estaban muertos a sus pies al igual que el ama que la cuidaba.
Sus manos estaban manchadas de sangre y lo único que supo decir es que ella había sido la causante de la muerte de aquellos hombres y esa mujer.
Fue conducida a El Crucificado, pero la llevaron en un compartimento apartado.
Durante su estancia no quiso comer ni beber, excepto por la desaparición de 4 hombres en la travesía todo fue normal.
Conducida al penal para ser encarcelada, inmediatamente y por petición de su padre se la hizo un juicio privado, para no causar malos informes a la familia.
Durante el juicio el mal aspecto de la joven hacía presagiar que moriría pronto, por lo que la llevaron de inmediato a su celda.
Un año más tarde, el padre de la joven pidió verla para informarla de la muerte de su madre, se encontró un cuerpo con sus ropas, llevaba mucho tiempo muerto y se la dio sepultura.
Aunque su padre lloro mucho ambas muertes, la de su esposa y su hija, fue consolado por una hermosa dama de la corte Española, Dolores de Bermejo con la que se caso y pronto concedió un hijo.
No se sabe muy bien como ocurrió, pero algo salvaje entro en la plantación matando a la feliz familia, fue una hermosa noche de luna llena, la casa fue abandonada aunque no así la plantación que fue adquirida por los Señores de Guzmán de Iruña, aunque la casa fue destruida inmediatamente pues decían ver un fantasma paseando por la casa.
Durante muchos años unos animales salvajes, mataban a los trabajadores que no se retiraban a la caída de la noche, pero tras la muerte del Señor de Pedrales, no volvió a ocurrir ninguna otra muerte en aquella extraña plantación aunque los lugareños aun hoy la temen y no se aventuran por la noche por ese lugar.

Crónicas de Sangre: la maldición de la sangre.

Mi nombre es Melinda Gonzálvez, condenada por defenderme de aquellos que no me defendieron, condenada a morir en un lugar alejado de mi casa y mi familia, por mi maldición:
La sangre.
Aquel barco era un lugar hediondo, nauseabundo, olor de los vómitos, pescado salado, mar, sudor y excrementos, era algo que me descomponía, durante todo el juicio y antes del mismo sentí el odio de mi padre, sentí su miedo convertido en rechazo brutal.
El tribunal me temía, sentía su miedo, su terror a cada movimiento de sus cabezas, me llevaron a la celda y me dejaron allí, un trozo de pan rancio y agua y gachas saladas, en aquella celda había una mujer muerta y era yo misma.
Un día el guardián cansado de ver como dejaba la asquerosa comida intacta, cometió un error, entro en la celda para ver si el bulto que no se movía seguía vivo.
Sangre, eso es lo que llaman maldita,
Pero hace palpitar y latir corazones,
Creen que están más vivos que yo,
Porque les late el pecho,
Pero yo Salí de allí con fuerzas y ropa nueva,
El murió vestido de mujer muerta.
Cuando conseguí llegar a mi casa, mi madre había fallecido y mi padre, el gran Señor de Gonzalvez había encontrado una hermosa mujer y le había dado un niño, cuando mi hermano murió de paperas mi padre cambio, ahora era muy feliz.
Durante mucho tiempo observe a mi hermanito y a su madre, una coqueta y engreída mujer de la corte española, algo que yo debía haber sido, la odie pero más me odie a mi misma por ser el monstruo en el que me había convertido, sentí que era la hora de acabar con aquellos que habían convertido mi vida en lo que ahora era, no me arrepiento de nada.
Tome las ropas de aquella engreída dama y a mi hermanito y me marche, tome un barco destino hacia España, aunque solo llegamos vivos las ratas, el bebe y una vaca que iba en el barco.
Con el dinero que traje de la plantación le deje al cuidado de las monjes de Silos, los que me agradecieron hasta que el joven creció y vino a conocerme a Paris, el dinero que les enviaba para su manutención.
Pero la maldición de la sangre no es buena para los que son como él, no es bueno tenerle cerca, no es bueno tenerme cerca.
Aun hoy vigilo en las sombras a los miembros vivos de lo que es mi familia y aunque no siento orgullo por lo que hice, vengué la falta de familia de mi familia.

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