Ven, dije moviendo las manos a modo de que viese que quería que me siguiese.
Ven, volví a indicarle girándome para cerciorarme de que me seguía.
Ven, él seguía tras de mí, estábamos ya tan cerca.
Ven, los sonidos de fuera ahora eran insignificantes.
Ven, un gemido, una suave caricia, un deseo, besos, jadeos y un cristalino pensamiento.
Ven, no olvides donde estamos, no me olvides, no me dejes, no me sueltes, no me dañes, dáñame pero no te vayas ahora.
Dos cuerpos abrazados, en una cama de sabanas negras, dos seres que miran el tragaluz del techo, dos amantes del silencio envueltos en una capa de oscuridad.
Tú y yo abrazados mientras la luz de la luna nos cuenta una historia distinta.
No me dejes ahora, no desaparezcas en la nada, grito desde lo más profundo de mi misma.
Ven, ven siempre y yo te esperare con los brazos abiertos, aunque la luna no este, aunque sea pleno día, yo estaré siempre para ti, por eso.
Ven.
Ven, volví a indicarle girándome para cerciorarme de que me seguía.
Ven, él seguía tras de mí, estábamos ya tan cerca.
Ven, los sonidos de fuera ahora eran insignificantes.
Ven, un gemido, una suave caricia, un deseo, besos, jadeos y un cristalino pensamiento.
Ven, no olvides donde estamos, no me olvides, no me dejes, no me sueltes, no me dañes, dáñame pero no te vayas ahora.
Dos cuerpos abrazados, en una cama de sabanas negras, dos seres que miran el tragaluz del techo, dos amantes del silencio envueltos en una capa de oscuridad.
Tú y yo abrazados mientras la luz de la luna nos cuenta una historia distinta.
No me dejes ahora, no desaparezcas en la nada, grito desde lo más profundo de mi misma.
Ven, ven siempre y yo te esperare con los brazos abiertos, aunque la luna no este, aunque sea pleno día, yo estaré siempre para ti, por eso.
Ven.
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