Frente a los coches con nariz de payaso, se gana la vida aquel malabarista del asfalto.
Del verde al rojo y en cuestión de segundos pasea alegría por unos minutos, con malvares de colores, verde, rojo y amarillo, hace que el semáforo reluzca de brillo.
No habla, no canta, no tiene por qué, ya que son sus bolos los que has de entender.
Allí frente a un Neruda de mirada impasible, con sus tres cipreses, el lanza los bolos para quien le mire, pasando su gorra a los automóviles, que frente aquel semáforo, miran sorprendidos ha aquel payaso.Colores de luz, colores que alegran a los viandantes, niños y mayores que miran absortos como aquel simple hombre mueve sus bolos.
En una tarde de verano en mi barrio, un hombre, de nariz de payaso nos alegro un rato.
Del verde al rojo y en cuestión de segundos pasea alegría por unos minutos, con malvares de colores, verde, rojo y amarillo, hace que el semáforo reluzca de brillo.
No habla, no canta, no tiene por qué, ya que son sus bolos los que has de entender.
Allí frente a un Neruda de mirada impasible, con sus tres cipreses, el lanza los bolos para quien le mire, pasando su gorra a los automóviles, que frente aquel semáforo, miran sorprendidos ha aquel payaso.Colores de luz, colores que alegran a los viandantes, niños y mayores que miran absortos como aquel simple hombre mueve sus bolos.
En una tarde de verano en mi barrio, un hombre, de nariz de payaso nos alegro un rato.
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