Eran los últimos reductos de libertad del pueblo de Azolan tras la masacre de Rijos.
León Plas era el último resistente junto a su amigo Berros y su mujer Lara. La sierra se abría frente a ellos como un oscuro páramo donde habitar tras haber sido derrotados todos los demás.
Ellos no se rendirían sabían que en el país cercano de Sazonan la resistencia crecía a pasos agigantados por lo que ellos cruzarían aquella sierra y se reunirían con los resistentes.
León tomo un papel y en silencio escribió al General Mostaza una carta informándole de su decisión de cruzar la frontera y de que les procuraran ayuda su llegada. Ahora los tres caminaban en silencio, la frontera frente a ellos parecía desierta y sin peligro. De pronto un grito se oyó a sus espaldas un grupo de soldados apostados en lo alto de la cercana cima les disparo sin compasión.
El último reducto de libertad de Azolan había caído.
El general Mostaza no era más que un cadáver que había sido utilizado para conseguir información sobre los resistentes