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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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Azrael

Gordita

Mi Tiempo

MADRID

miércoles, 17 de octubre de 2012

Yo se lo que ví.



El cielo de un gris plomizo parecía adormecer el anochecer, un viento salvaje mecía las ramas de los arboles deshojados por completo.
El parque estaba solitario, la estatua del ángel caído estaba casi vacía, solo unas extrañas figuras parecían reunirse junto a ellas.
Por un lado un grupo de unas diez personas parecieron pararse en seco, lo hicieron cuando una pequeña figura vestida con una chaqueta de cuero negro y una gorra pareció aparecer de la nada, justo tras de ella un hombre vestido con un elegante abrigo de color negro se unió a la pequeña figura.
Un estallido de viento hizo correr a montones de hojas desparramadas por el suelo, tanto la mujer como el hombre, llevaban sendas gorras pero a diferencia de la del hombre que era de color negro, la de la mujer era de color marrón, como unos pantalones ajustados del mismo color.
El grupo más grande se reía señalándolos, de pronto una figura delgada salto, nunca mejor dicho, salto cayendo justo al lado de ambos, hizo un gesto entre broma y saludo, lo que fue sorpresa al principio, se convirtió en risotada después.
La extraña aparición había dejado a todos alelados, aquella mujer con dos coletas, pelo de color miel, vestía como una niña, de hecho era una jovencita de unos 20 años, ella no reía.
De pronto las risas dejaron de oírse, desde un lado de la plaza del ángel caído, un ruido como de ratas dejo a todos en silencio, desde lo más profundo un ejército de ratas avanzaba a la velocidad del aire, todas se arremolinaron unas sobre otras, hasta formar una figura que dejo un silencio incomodo, aquel tipo con aquel aspecto, siniestro hizo un gesto a las tres personas que allí estaban reunidas y luego hizo un enorme gesto de desprecio, su aspecto era tan espantoso que los diez miembros del otro bando empezaron a ponerse nerviosos.
Un autentico Nosferatu acababa de llegar, aunque en altura era igual al hombre de la gorra no así su sombra, era tal el aspecto de esta vista con la aparición de las farolas, que era aterradora, de hecho el no se movía, pero su sombra parecía acariciar a cada uno de los miembros del otro bando como si tuviera vida propia.
Mientras los diez personajes del primer grupo hablaban nerviosos de si debían o no estar allí, de lealtades, etc.
Una figura se añadió al grupo de los cuatro, era una bella mujer de cabello oscuro, vestía completamente de negro y ni siquiera dudo en ponerse al lado del horripilante Nosferatu.
De pronto un grito se oyó por detrás del grupo de los diez, antes de que nadie hubiera movido un pie, dos cabezas cayeron al suelo.
Una figura de cabello de oro, los miraba con una ira implacable, cuando el grupo de diez se dio cuenta aquella mujer estaba justo en medio de ellos, ocupando el sitio que antes ocuparan los dueños de las dos cabezas, a la que la belleza rubia no dudo en pisotear.
El grupo enloquecido se lanzo hacia ella, pero no contaban con la chica que había provocado tanta risa, atravesó con tanta furia el corazón de uno de los diez que los restos salpicaron al que lo estaba mirando.
La batalla había comenzado, no habría perdón para ese grupillo -
¡Nadie se pasea por la tierra de Thanatos, matando con impunidad y dejando al descubierto a los de su especie!- grito el hombre que vestía de negro.
Pronto un silencio se vio aplacado por el rugir de la tormenta, llovía con tanta fuerza, que la tierra y el cielo parecían discutir.
Cuando habían acabado con los diez, el hombre de la gorra, hizo un gesto, los restos de los caídos se consumían y convertidos en cenizas eran llevados por el agua y el viento.
El extraño grupo se abrazo estuvo un rato allí mirándose, sonriéndose, luego como habían llegado fueron desapareciendo.
Yo lo vi todo desde donde duermo, vivo en el parque desde que me echaron de mi casa por no poder pagarla, no tengo trabajo y mejor el parque que el metro.
No se quienes eran aquellos seres, pero me dieron miedo, tanto miedo que ni siquiera intenten seguir alguno para ver donde iban, no era mi problema.
No sé lo que eran…………………….
No sé lo que eran, pero sé lo que vi.
 

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