El tiempo me daba la razón, pensamientos que iban o venían.
Daba igual, me quede allí sentada durante todo el tiempo hasta que los rayos de luz comenzaron a entrar por los tablones situados en las ventanas.
Al mirarme las manos estas estaban sangrando, tenía un profundo corte en el brazo, me incorpore y fui al lavabo que había justo en frente, aquel cuarto era minúsculo, una cama, un lavabo y una letrina, una nevera junto a la cama y una mesa frente a la puerta, con la silla y la soga colgada del techo.
Me lave la sangre, no paraba de emanar, sangre roja y espesa, sangre que me daba la vida, y ahora se me iba esta misma vida.
Pero yo estaba muerta, me vi morir, me sentí morir, ahora sangraba y me desangraba, mire como la sangre recorría mi brazo, como goteaba contra el mugriento lavabo, como caía, en casa cada.
Entonces, si sangraba y estaba viva, para que narices hice aquello?
Una voz del otro lado de la puerta me llamo, era como un lamento suave, decía:
El cazador te está buscando, el te dirá lo que es.
Pero yo no quería ver a ese cazador, no quería saber lo que era, ese tipo me llevaría a la tumba donde debería estar, pero antes debía encontrar a mi bebe.
Entonces me di cuenta que mi brazo no sangraba, sin embargo había una enorme escolopendra en el lavabo, ella era la que me hablaba.
Escucha, sal de aquí antes de que te encuentre y te lleve con los otros, vete de mi casa ahora o lo lamentaras.
Salí de allí y fui calle abajo, sombras caminaban en silencio sin decir nada, me uní a ellas-
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