Sendas de color ocre,
Entre fulgurantes destellos de nada,
Miradas entre las ventas entreabiertas,
Oscuridad en mi alma.
Presos los lazo que hubo en distancia,
Se convierten las sendas en caminos,
Caminantes de pensamientos propios y continuos,
Destilan fracaso en frasquitos de tilo.
Cuentan que hubo una doncella alada,
Que un día se convirtió en suspiro,
Cuentan y no dicen nada,
Puesto que todo fue un desatino.
El tiempo todo lo borro y ahora,
Borrado de la memoria quedo aquello ya dicho,
Descachados los que una vez creyeron,
Que eran hermanos
¡ Vaya desatino!
Las penumbrosas cavernas de la soledad,
Convirtieron sus frases en olvido,
Se cosieron los ojos para no ver,
Se mordieron la lengua para no ser oídos,
Arrancadas las orejas para no escucharse,
No olfatean el aire puro y limpio.
Todo ha quedado sepultado en veneno,
Que custodia donde una vez hubo caminos,
Se cierran las ventanas y las puertas,
Si para recibir has de dar primero,
Tengo una deuda pendiente
Con el mismísimo señor del abismo.
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