Abrí la ventana, el cielo rojizo comenzaba a oscurecer.
Los sonidos de la ciudad no muerta, llenaban el aire, pronto aquel lugar tomaría una vida increíble.
Me senté en mi vieja mecedora, el olor a madre selva inundo mi mente.
Rugidos furiosos, a lo lejos me advirtieron de nuevos llegados a la ciudad, todos los que llegaban eran bien recibidos, aunque no todos sobrevivían al ataque.
Me sentía muy cansada, mire mis manos, otra vez una cacería, otra vez el hastío.
Porque estoy en este pútrido lugar, que me hace quedarme entre estos putrefactos seres, mis manos se volvieron de hielo.
Crueles los instintos de mi corazón no latiente, salte de allí y corrí al festín inminente, oí un susurro tras de mí, alguien se tambaleaba a mis espaldas.
Una noche larga y espesa con un buen litro de sangre RH- y el mundo me importara una mierda.
Camino suavemente hacia el susurro, no es RH- , me desilusiona comprobar que llego como muchos, perdida y sin saber, algunos de los que llegan son alimentos para los que ya habitamos en este pútrido lugar, que sería el susurro uno de los míos o una dulce y tierna comida, ahora lo sabría.
Los sonidos de la ciudad no muerta, llenaban el aire, pronto aquel lugar tomaría una vida increíble.
Me senté en mi vieja mecedora, el olor a madre selva inundo mi mente.
Rugidos furiosos, a lo lejos me advirtieron de nuevos llegados a la ciudad, todos los que llegaban eran bien recibidos, aunque no todos sobrevivían al ataque.
Me sentía muy cansada, mire mis manos, otra vez una cacería, otra vez el hastío.
Porque estoy en este pútrido lugar, que me hace quedarme entre estos putrefactos seres, mis manos se volvieron de hielo.
Crueles los instintos de mi corazón no latiente, salte de allí y corrí al festín inminente, oí un susurro tras de mí, alguien se tambaleaba a mis espaldas.
Una noche larga y espesa con un buen litro de sangre RH- y el mundo me importara una mierda.
Camino suavemente hacia el susurro, no es RH- , me desilusiona comprobar que llego como muchos, perdida y sin saber, algunos de los que llegan son alimentos para los que ya habitamos en este pútrido lugar, que sería el susurro uno de los míos o una dulce y tierna comida, ahora lo sabría.
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