Silencio quedo tras los muros del castillo,
En la necedad de algunos,
El alma de los más,
Camino llorando por su pérdida,
Pero el silencio no daba más
Sentase con la oración de la mañana,
Quedose callada mientras las lagrimas
Hacían coros en el duelo,
Difuntos salían a recibirla,
Sus pasos se volvieron sangre
Regueros de color purpura de sus pies,
Convertidos en lamentos,
No estaba cansada solo necesitaba sentarse,
Recuperarse iba a ser imposible,
Impasible bebiese los suspiros,
Se enjugo las lágrimas vertidas,
Se sonó el dolor incesante,
Calmo las lacerantes yagas con melancolía,
Y
dejándose llevar por la monotonía del reloj
Continúo con su vida,
Pues ahora solo una promesa la hacía sentirse feliz,
La de que pronto se volverían a ver,
En esta o en otra vida.
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