Un castillo en el fondo de la bola,
Un dragón que aun vaga por el lugar,
Una playa muerta por el ir y venir del tiempo,
El cielo que comienza con matices rojizos a cambiar
Un ojo que de azul se volvió negro,
Un sueño muerto,
El hada de la bola,
El hada que ve los muertos,
Despertó del letargo del tiempo,
Mirando fija en el manantial del saber
Vaga la noche,
Con alas de mariposa lucientes en la oscuridad,
Son sus ojos los ojos de la pena,
Son sus ojos los ojos del amor,
No hay olvido que borre el tiempo,
No hay olvido que borre lo imborrable,
El amor,
El odio,
Se mezclaron en aquel lugar y ahora arde
Tras las murallas el fuego eterno de azul constante,
Es la rosa azul del no olvido la que bate sus alas,
El brujo se durmió,
Engatusado por la madreselva no sintió la palabra,
Se quedo en su medida y añorada fuente,
La fuente de la sabiduría y durmiéndose en la ignorancia,
Cerró los ojos a la realidad
Para verse en el espejo de la nada,
Miro el hada de los muertos su bola,
Triste es el devenir de las cosas pasadas
Pues en su mayoría murieron,
El dragón no desea volver a revivir,
La dama se deja llevar por el lago del inconsciente,
Caballero y dama que vagan por un sueño,
Sin sueño,
En el lago del futuro imperfecto,
Con un pretérito supino de modo subjuntivo,
Yace una llave,
La llave del presente indicativo.
Un dragón que aun vaga por el lugar,
Una playa muerta por el ir y venir del tiempo,
El cielo que comienza con matices rojizos a cambiar
Un ojo que de azul se volvió negro,
Un sueño muerto,
El hada de la bola,
El hada que ve los muertos,
Despertó del letargo del tiempo,
Mirando fija en el manantial del saber
Vaga la noche,
Con alas de mariposa lucientes en la oscuridad,
Son sus ojos los ojos de la pena,
Son sus ojos los ojos del amor,
No hay olvido que borre el tiempo,
No hay olvido que borre lo imborrable,
El amor,
El odio,
Se mezclaron en aquel lugar y ahora arde
Tras las murallas el fuego eterno de azul constante,
Es la rosa azul del no olvido la que bate sus alas,
El brujo se durmió,
Engatusado por la madreselva no sintió la palabra,
Se quedo en su medida y añorada fuente,
La fuente de la sabiduría y durmiéndose en la ignorancia,
Cerró los ojos a la realidad
Para verse en el espejo de la nada,
Miro el hada de los muertos su bola,
Triste es el devenir de las cosas pasadas
Pues en su mayoría murieron,
El dragón no desea volver a revivir,
La dama se deja llevar por el lago del inconsciente,
Caballero y dama que vagan por un sueño,
Sin sueño,
En el lago del futuro imperfecto,
Con un pretérito supino de modo subjuntivo,
Yace una llave,
La llave del presente indicativo.
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