Me perdí en cientos de recuerdos innecesarios,
eran pensamientos intermitentes e insoportables,
el peso de la conducta humana,
se relajo el alma de los penitentes;
observaban en silencio,
erráticos vagabundos cuentacuentos.
Marcó con su dedo la fecha
en el libro de la vida se escogió al azar la hora exacta.
y
los segundos petulantemente danzaron,
En una danza macabra de vida eterna.
Pusilánimes los sueños se escondieron
En hileras interminables de momentos vividos,
Uno a uno se borraron los llantos acaecidos,
Se acallaron los segundos de risas vividas
Enfrascándose en una burbuja de rosa sonrisa.
No hubo más dulzura ni besos,
En los labios de los enamorados,
Ni enjambres de caricias,
En los brazos de los acunados niños,
Solo silencio,
En un sinfín de prosas
Con acontecimientos encadenados,
Concatenadas las minúsculas horas,
En las mayúsculas de los años,
Pintarrajeadas de rojo sangre,
Los festivos que se restan a un diario,
Y así en un pensamiento por mí acontecido,
Vuestra vida se fue de vuestro lado.
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