Habitaba en el otro lado del mundo en un lugar pequeño, en un basurero inmundo.
Pero el era feliz entre su porquería, día tras día salía a buscar entre las basuras algo que llevarse a la boca.
Su único amigo un perro, que como él apareció un buen día en aquel estercolero, buscando comida.
La basura que podía vender la llevaba a casa padre, un remolque donde vivía tía petra y sus chicas, dos mujeres que hacían la calle en el centro de la ciudad.
Tía Petra, le compraba lo que serbia y le pagaba por ello, a veces una de las dos mujeres que vivan con ella, eran el pago por su mercancía.
Nunca se preocupo de saber si aquellas cosas eran más valiosas o menos de lo que tía Petra pagaba, lo que cobraba se lo gastaba en tofana, un lugar donde iban los compradores y vendedores de todo tipo de drogas, allí el compraba lo que necesitaba y se iba a lo que él llamaba casa, unos cartones mal unidos con las puertas de un coche.
Su vida era siempre igual.
Un día, no despertó… un muchacho que apareció por allí igual que él lo hizo años atrás, lo encontró muerto comido parcialmente por las ratas y su propio perro, lo tiro lo más lejos que pudo y se quedo con aquellos cartones y puertas de coche, también se quedo con el perro por que el perro no se iba de aquel lugar.
Aunque parezca mentira nadie le ha llorado, buscado ni siquiera lo han encontrado, simplemente era un nada, en un lugar llamado nada, que salió de la nada y murió en la nada.
Pero el era feliz entre su porquería, día tras día salía a buscar entre las basuras algo que llevarse a la boca.
Su único amigo un perro, que como él apareció un buen día en aquel estercolero, buscando comida.
La basura que podía vender la llevaba a casa padre, un remolque donde vivía tía petra y sus chicas, dos mujeres que hacían la calle en el centro de la ciudad.
Tía Petra, le compraba lo que serbia y le pagaba por ello, a veces una de las dos mujeres que vivan con ella, eran el pago por su mercancía.
Nunca se preocupo de saber si aquellas cosas eran más valiosas o menos de lo que tía Petra pagaba, lo que cobraba se lo gastaba en tofana, un lugar donde iban los compradores y vendedores de todo tipo de drogas, allí el compraba lo que necesitaba y se iba a lo que él llamaba casa, unos cartones mal unidos con las puertas de un coche.
Su vida era siempre igual.
Un día, no despertó… un muchacho que apareció por allí igual que él lo hizo años atrás, lo encontró muerto comido parcialmente por las ratas y su propio perro, lo tiro lo más lejos que pudo y se quedo con aquellos cartones y puertas de coche, también se quedo con el perro por que el perro no se iba de aquel lugar.
Aunque parezca mentira nadie le ha llorado, buscado ni siquiera lo han encontrado, simplemente era un nada, en un lugar llamado nada, que salió de la nada y murió en la nada.
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