En lo profundo de un mundo sin vida,
Un dragón dormitaba,
Un día le visito una joven,
A él le atrajo no por su belleza,
Si no porque era humana,
No calmo su corazón,
Pero si le hizo acompañarla a casa,
Caminaron por senderos no conocidos,
Oscuros castillos desolados,
Paramos desiertos rojos,
Mientras el viento mecía un segundo,
Así los minutos se hicieron eternos,
En aquel mundo sin vida,
En la devolvió a su casa,
Pero siempre la visitaría,
Ella creció,
Se endureció tanto como la piel del dragón,
Tan dura fue su piel,
Que se volvió coraza,
un día el dragón volvió,
Quería que ella visitara
El mundo de pesadilla de donde la saco,
Era necesario,
Era carme,
Era amor,
Era su alma,
Así ella viajo y viajo,
Durante unos minutos,
Que fueron mucho tiempo en el oscuro,
Así el la acompaño a un mundo,
De muertos sin rostro.
Ella abrió una puerta,
El la cerró tras ella,
Ambos buscaron su luna,
Así ella en la noche dada,
Encontró una tumba sin nombre,
Sin nada,
El la acompaño y dijo,
Susurra,
Bajo la luna roja,
De aquel lugar infecto,
Danzan los chacales,
Graznidos da el cuervo,
Sonríe la lechuza,
Y los buitres son los amos del cielo,
Así,
Como fue,
Fue,
Mas el tiempo corrector humano,
No pasa en el mundo eterno,
Pues son los minutos horas,
Y son las horas parte de lo eterno.
Un dragón dormitaba,
Un día le visito una joven,
A él le atrajo no por su belleza,
Si no porque era humana,
No calmo su corazón,
Pero si le hizo acompañarla a casa,
Caminaron por senderos no conocidos,
Oscuros castillos desolados,
Paramos desiertos rojos,
Mientras el viento mecía un segundo,
Así los minutos se hicieron eternos,
En aquel mundo sin vida,
En la devolvió a su casa,
Pero siempre la visitaría,
Ella creció,
Se endureció tanto como la piel del dragón,
Tan dura fue su piel,
Que se volvió coraza,
un día el dragón volvió,
Quería que ella visitara
El mundo de pesadilla de donde la saco,
Era necesario,
Era carme,
Era amor,
Era su alma,
Así ella viajo y viajo,
Durante unos minutos,
Que fueron mucho tiempo en el oscuro,
Así el la acompaño a un mundo,
De muertos sin rostro.
Ella abrió una puerta,
El la cerró tras ella,
Ambos buscaron su luna,
Así ella en la noche dada,
Encontró una tumba sin nombre,
Sin nada,
El la acompaño y dijo,
Susurra,
Bajo la luna roja,
De aquel lugar infecto,
Danzan los chacales,
Graznidos da el cuervo,
Sonríe la lechuza,
Y los buitres son los amos del cielo,
Así,
Como fue,
Fue,
Mas el tiempo corrector humano,
No pasa en el mundo eterno,
Pues son los minutos horas,
Y son las horas parte de lo eterno.
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