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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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MADRID

lunes, 1 de junio de 2009

El teatro de los horrores- escena cuarta, vida y muerte del amor.






 


Se levanto como todos los días, ya hacía tiempo que no recordaba levantarse antes de las tres del medio día.


Se miro en el espejo, tenía un aspecto horrible allí, pálida con aquellos moretones alrededor de su cuello y muñecas, aquellas laceraciones que la atravesaban los costados, el espejo entero del armario ropero era desalentador, se la notaban todas las costillas, miro a la mesita de noche y sonrió.


Tomo una papelina de encima y esnifo suavemente la meta anfetamina, desde que la descubrió dejo la coca y todo lo demás.


era una estrella de un teatro de una esencia y tenía una imagen que mantener y tenía un tipo que la retiro y la mantenía.


Era divertido si se pensaba con calma, Nadia había llegado de La antigua Unión Soviética, concretamente de Eslovenia, buscando dinero, fama y que tenia, comenzó a reír, adicción a al cristal, golpes y un  tipo que se había hecho cargo de ella.


Munga, no era mal tío, era de Senegal, un tipo fornido que había sido nacionalizado en España como boxeador y que disfrutaba pegando, cuando la vio actuar en el teatro de los horrores, disfruto eso le dijo.


Se miro la cara,  la admiraba, la deseaba, y ahora era toda suya, de hecho era lo único que tenia;  Munga y el cristal.


Fue a la ducha, miro el reloj, madre mía ya eran las cinco, pero cuanto llevaba mirándose en el espejo.


No pensó mas, esta noche era grande, Munga la iba a llevar a una fiesta especial, la había comprado un hermoso vestido, único requisito que no tomase nada, pero antes de la fiesta, claro estaba que eso no incluía el desayuno ¡ qué narices Munga siempre la había conocido colocada! ¿cómo narices iba a darse cuenta de que no lo estaba?.


Era actriz, modelo y adicta, juntos estos tres datos la convertían en una mentirosa compulsiva, volvió a reír.


Tras la ducha se maquillo, tapo los moretones, las marcas, luego la cara, madre mía estaba hasta guapa, se puso un tanga de cacharel guapa por dentro guapa por fuera, se empolvo la nariz de nuevo, se puso el hermoso vestido rojo que Munga la había regalado rojo, satinado con un escote en v de vértigo en la espalda, aun  se podía permitir aquello, un chanel.


Zapatos y bolso negros , un metro setenta y ocho con aquellos zapatos de vértigo casi rozaba las nubes.


Angustia, de pensar que no podría volver a tomar su cristalito, se volvió a empolvar la nariz.


Llamaron a la puerta, era un chofer la esperaba en el coche.


Eso era raro porque Munga no la venia personalmente a buscar, no lo sabía, pero la daba igual relleno el bolso y metió su bolsita, por si las moscas.


Bajo, el chofer la abrió la puerta y esta subió al coche, estaba deslumbrante, ardiente y necesitaba bailar.


Pero no fue a bailar, el chofer la hizo bajar en un descampado, unos focos de unos cocheas la alumbraban.


El chofer volvió a coger la limusina y se fue.


Nadia, no sabía que ocurría intento mirar a los focos tapándose los ojos, pero no veía nada.


 


 


Cuadro los cuatro vehículos se marcharon, un cadáver quedo en el suelo, Nadia estaba muerta, la había cortado y mutilado, la única prenda que llevaba era el tanga de Cacharel.


La policía busco  a sus culpables, pero nadie supo jamás quien fue el asesino, de aquella rubia actriz del teatro de los horrores, que un día llego de un pueblecito Lituano, buscando ser una señora de las pasarelas y acabo jugando con la muerte.


Munga fue el principal sospechoso hasta que lo encontraron a escasos metros degollado, en ambas victimas había desaparecido el corazón, lo que más sorprendió a la policía forense, fue la cara de las dos víctimas demasiado horrorizadas, no había huellas de neumáticos, por lo que el misterio era aun mayor, como llegaron a aquel lugar y con quienes, fue la gran pregunta de la brigada criminalista durante un año.


Finalmente se decidió que había sido una macabra noche de pasión dados los juegos a los que ambas víctimas jugaban.


Cerrándose así el caso.


 


Cuatro coches desaparecieron en la noche, llegaron a una discoteca en la plaza de Santa Ana, los coches dejaron a sus pasajeros tres hombres y una mujer, marchándose después.


Ya en la discoteca se fueron a la zona Vic, un reservado especial para ellos les esperaba, cuando los camareros se alejaron, cada uno de ellos saco un corazón que llevaban escondidos en los bolsillos y el bolso y comenzaron a reír.


Nunca noto que la observaban, que formaba parte del juego que era una de las protagonistas de la historia y ver la cara de Nadia fue gracioso pero ver la cara de Munga no tuvo precio, jajajajajajajaja.


 





 


 

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