
La quietud de la superficie del cielo
sobre las agujas de dos mil quinientos metros,
sobre el nivel de la mar.
grandes buitres vuelan sobre mi cabeza,
negros y señoriales se abren paso
Al frente la mira de Almanzor,
esplendorosos los grandes machos,
demostrando quien manda frente a las hembras,
ruido de cornamentas que llena la quietud
del silencio de las montañas.
Sol, cuerda y piedra,
¡solos contra la montaña!
Pesan las mochilas,
¡Chis, calla, calla!
Al otro lado de las agujas,
el glaciar milenario,
muestra su esplendor
de aguas puras,
unos van,
otros vienen,
mientras la montaña aun duerme,
y el silencio suena a música,
bajo las estrellas de un cielo calmo,
la piedra del sendero se desprende
en mil rocas que caen bajo tus pasos.
Sobre la luna una sonrisa de plata,
creada por los sueños de los muchos,
vista por los ojos de los nadas
que bajo ese cielo estrellado,
con los picos mirando a tus espaldas,
te dice desde los sueños del glacial,
que tu petición ya fue escuchada.,
¡¿Oh, Venus llamado lucero de la mañana!
esa estrella fugaz.
Que cae,
sin rumbo en la quietud,
desde la superficie del cielo
ahora negro,
te hace una promesa de silencio.
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