Si tú me dices ven lo dejo todo.
ES curioso el poder que tienen las frases hechas, a veces más de lo que no se imagina.
Siempre le amo, desde que le vio llegar, desde que su corazón latía con más fuerza cuando le veía.
Cada vez que subía a un escenario ella, le amaba.
Daba igual si le hacía caso o no, muchas eran amigas suyas de hecho la forma en que tuvo de conocerle fue curiosa, tres meses buscando una maldita entrevista en la radio local y luego le conoce en un cumpleaños, de un chico que ni siquiera era su amigo, si no un cliente de la Hamburguesería donde ella curraba para pagarse los estudios.
Nunca lo tuvo fácil, ni bonito, ni nada de eso. Más bien como decía su profesora de griego, estaba abocada a ser una mierda en el mundo mierda.
Pero aquella tarde la cosa cambio, les presentaron, hablaron, discutieron y rieron.
Entonces el dijo Ven vamos a pillar algo de beber, ella salto del suelo en el que estaba de cuclillas y se fue con él.
Cuando llegaron a la barra del bar se dio cuenta de que se había dejado la chaqueta y las pelas dentro de ella.
El pago todo, claro y además no fue eso lo que dijo, déjalo todo.
Cuando caminaban de vuelta, el miro al cielo (se me olvido mencionar que la fiesta era en una verbena al aire libre) y dijo:
- ¿Qué de estrellas, verdad?
Ella miro y no vio ninguna en el cielo, pero claro cómo iba a ver nada con el resplandor de su estrella al lado.
ES curioso el poder que tienen las frases hechas, a veces más de lo que no se imagina.
Siempre le amo, desde que le vio llegar, desde que su corazón latía con más fuerza cuando le veía.
Cada vez que subía a un escenario ella, le amaba.
Daba igual si le hacía caso o no, muchas eran amigas suyas de hecho la forma en que tuvo de conocerle fue curiosa, tres meses buscando una maldita entrevista en la radio local y luego le conoce en un cumpleaños, de un chico que ni siquiera era su amigo, si no un cliente de la Hamburguesería donde ella curraba para pagarse los estudios.
Nunca lo tuvo fácil, ni bonito, ni nada de eso. Más bien como decía su profesora de griego, estaba abocada a ser una mierda en el mundo mierda.
Pero aquella tarde la cosa cambio, les presentaron, hablaron, discutieron y rieron.
Entonces el dijo Ven vamos a pillar algo de beber, ella salto del suelo en el que estaba de cuclillas y se fue con él.
Cuando llegaron a la barra del bar se dio cuenta de que se había dejado la chaqueta y las pelas dentro de ella.
El pago todo, claro y además no fue eso lo que dijo, déjalo todo.
Cuando caminaban de vuelta, el miro al cielo (se me olvido mencionar que la fiesta era en una verbena al aire libre) y dijo:
- ¿Qué de estrellas, verdad?
Ella miro y no vio ninguna en el cielo, pero claro cómo iba a ver nada con el resplandor de su estrella al lado.
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