¿Había tantos como me imaginaba? No ni mucho menos, la
cosa estaba muy mal, de hecho yo diría que la humanidad había perdido.
Traer a seres a luchar a esta realidad no era la
cuestión, la cuestión ¿es merecía la pena?
No lo se paseaba por las calles junto con mi protector y
no me daba la impresión de que aquellos seres llamados humanos merecieran mi
ayuda, quizás lo mejor era abandonarles a su suerte.
Al fin y al cabo estaban tan corrompidos que un final
era necesario, aunque ese final fuera hacer que un volcán estallara y provocara
un gran cataclismo, como ocurrió en el 500DC.
Bueno tampoco sirvió de mucho, quiero decir que había vuelto
a ocurrir, si esto fuera una partida de ajedrez repetir la misma jugada era un
poco cruel.
Por el 500 un gran volcán provoco un caos y una enorme
enfermedad mato lo que el volcán no consiguió, yo había caminado por aquellas
calles de muerte y sabía que los humanos tenían corazones y no todos eran
malos, pero muchos habían caído, muchos pero no tantos como caerían ahora.
Tenía que pensar y pensar mucho, me llevaban a ver a
alguien esperaba que ese alguien me ayudara a tomar una decisión.
Eso esperaba.
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