Hacia frio, el cielo de un color blanco casi marmoleo,
daba una sensación de calma que desde luego no tenía nada que ver con la
realidad de la situación.
Hacia unos días, los atentados de Paris habían conmocionado
al mundo, un mundo que ya no era el que ella recordaba, o al menos en el que
ella había nacido hacia tiempo.
Recordó las veces que había huido, una vez supo lo que
era, huido de ella misma, porque lamentablemente no se puede huir de nada.
Los copos de nieve comenzaron a caer, al principio eran
solo una fina capa que cubría de vez en cuando la ventana de la cafetería,
luego se convirtió en un autentico aluvión y sintió que era tiempo de volver a
casa, se levanto y fue a la barra a pagar la cuenta, un café y un donuts, antes
de que el camarero contestara ella dejo sobre el mostrador el importe exacto,
1,10€ y se marcho.
Fuera hacia frio pero no tanto, es lo bueno que tiene la
nieve que no da sensación de frio, pero narices moja.
Se cubrió con la capucha de su abrigo gris que la
llegaba hasta los pies y se marcho con paso calmo, ahora se sentía muy cansada.
Llego a un portal en el que descubrió una marca de color
verde pintada en la puerta, sus ojos se llenaron de sorpresa, hacia mucho que
no veía esta marca, y aunque la ciudad era inmensa, por la razón que fuera había
ido a pasar por aquella calle y por aquella puerta, no era su ruta normal, ni
siquiera había tomado esta dirección por algo en particular, simplemente era Sábado,
nevaba y había ido mirando sus botas, ahora estaba allí parada con una expresión
en u cara de terror supremo.
Ella había vuelto y la había encontrado, su cara paso de
asombro a terror y comenzó a correr sin saber muy bien a donde ir, entonces su
alma grito el nombre de su montura, allí frente a ella una enorme nube se
arremolino, salto sobre ella y salió de allí.
-
Ha vuelto pequeño, ha vuelto y no es bueno,
tenemos que buscar a las chichas- la enorme cabeza de un Dragón negro asintió,
mientras se elevaban sobre los tejados de la ciudad.
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