No fue fácil, ya que su infancia fue dura, muy dura, el
padre de nuestras jóvenes brujas murió cuando eran niñas y su madre se sumió en
una profunda depresión, que hizo que la mayor de las tres se hiciera cargo prácticamente
de la casa.
Como Ópalo, estaba protegida hasta los 18 años, fue a esta
edad cuando murió su padre, la más pequeña Helia, se sumió en una tristeza
inmensa que solo se palio cuando encontró aquel pequeño gatito, y Salandra
estuvo clínicamente muerta tras el último ataque de la gran Azulaida-
Aun así las jóvenes estudiaron, Ópalo se hizo maestra,
Salandra psicóloga, Helia doctora.
Todas ellas fueron sumiéndose en un mundo que no tenía nada
que ver con la magia, hasta que un día en el cumpleaños de su madre.
Ópalo encontró un libro, un libro extraño que por lo visto
una mujer entrego a su madre antes de que muriera su padre.
Era un viejo y manuscrito libro sobre magia, se lo enseño a
sus hermanas, que comenzaron a leerlo con interés, la primera en hablar fue
Salandra- que extraño y ¿mama nunca nos lo enseño?- Helia comenzó a decir que
muchas técnicas de las que se llamaban brujerías, ahora estaban en
tratamientos, importantes contra el estrés o incluso el dolor, como el Reikie.
Las tres comenzaron a leer con atención ni que decir tenía
que cada una de ellas, tenía un animal de compañía, cosa que según el libro era
importante para ser una bruja.
Ópalo tenia, una cacatúa que le habían regalado hacia un año
y que era un autentico amor, Salandra tenía 2 gatos, preciosos, y Helia, 2
gatitos y un perro, que encontró herido en la carretera.
Las tres se quedaron pensando en el hallazgo de su hermana
durante todo el fin de semana siguiente, y se llamaron para comentar sus
pensamientos sobre lo que habían leído.
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