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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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MADRID

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La vida gris.

 
 
Vistió a su mujer como hacia todas las mañanas, la sentó en la silla de ruedas y la llevo a desayunar, no la gustaba el desayuno del centro, así que él le preparaba la comida.
Luego la bajo al autobús que la llevaba al centro de día, subió a casa y miro el reloj, las 9 y media, pronto vendría la chica a limpiar la casa, no era mucho solo dos horas, sus hijos habían hecho que la seguridad social y el ayuntamiento se la pusiera para ayudarles, venia dos días en semana y no lo hacía mal.
Le hacia la comida para toda la semana, le limpiaba a fondo la cocina, los baños y los fines de semana no estaba.
Esa era la peor parte, los fines de semana.
El y su esposa se sentaban a ver la televisión durante todo el día, luego el ponía la comida, recogía la mesa, la volvía a poner y se iban a la cama.
Toda la vida trabajando para ahora estar en este insulso aburrimiento, le gustaría ser valiente, poder suicidarse, pero la vida era una monotonía sucesión de días y se conformaba con ser útil a su esposa, porque si él no estuviera ella iría a una residencia, eso sería bueno para ella, tener un lugar donde estar atendida, donde su inconsciencia fuese mejor llevada, porque últimamente no sabía ni quién era el, solo se acordaba de sus hermanos, de su padre, de su infancia, su esposa tenia suerte, porque en el fondo la insulsez de su vejez se había evaporado con el alzhéimer y se había vuelto transparente con el olvido.
Se miro las manos, bajo a por el pan y a por el tabaco, si el médico se lo había prohibido pero le daba igual, cuando nadie le veía por la calle, fumaba.
Como todas las santas mañanas, eso incluía el fin de semana, iba a comprar el tabaco y el pan, llegaba le preguntaban por su mujer, el charlaba un rato con la panadera y se iba al estanco, allí el chico del estanco hacia lo mismo, le preguntaba por su mujer él le contestaba y se iba, daba un paseo por el parque.
Se sentaba a mirar, ahora tenía un amigo era un chavalín, no tendría mas de 10 años, pero siempre estaba solo en el parque.
SE sentaba en el banco y encendía el cigarro, tenía un cuarto de hora antes de que viniera la chica, si era Lunes y Miércoles y si no pues nada, no había tiempo hasta las 5 que volvía su esposa, luego aparecía el chaval solo con su mochila y sus ojos tristes y se sentaba a su lado.
Al principio no hablaban, luego comenzaron a hablar sobre las hojas, el día, el tabaco, en fin, cosas.
Poco a poco, el chico le fue contando que su madre se iba a trabajar y le dejaba solo preparado para ir al cole, pero él no iba, no le gustaba, había unos niños que le pegaban, la profe pasaba de él, todos pasaban de él, así que se iba al parque y se sentaba cerca de algún adulto para que la poli no le parara.
El problema del chico era su vecina la señora Clara, se iba a las 10 así que el chico hacia tiempo hasta esa hora y luego volvía a casa, es que la señora Clara, si no le veía salir llamaba a su madre.
Pronto el comenzó a sentir una lástima por aquel chaval y empezó a recogerlo para llevarle al cole, hacía tiempo igual y podía fumar mientras iba, le dejaba en el cole y le recogía a las 4, no le pillaba lejos de su casa y hacia tiempo para que el día no fuera terriblemente largo.
Así encontró un algo que hacer que era absurdo, pero que le gustaba, pronto aquello fue su única razón en las mañanas, para salir.
Un día el chico no apareció, fue hasta el colegio y pregunto en secretaria, su madre y el se habían trasladado de casa y el chaval se había cambiado de colegio, eso era muy normal según le dijeron, el chico iba como un lazarillo de cole en cole, según cambiaba su madre de casa.
Intento conseguir la dirección pero nadie la sabia o no se la decían, así poco a poco su vida se volvió de nuevo insulsa, tristemente calmada, tristemente solitaria.
Así el, dejo que el tiempo le convirtiera en un lúgubre y gris anciano.
Un buen día su mujer murió, lo hizo en su cama mientras dormía, el decidió ir a un asilo, le hubiera gustado que como en las películas el tiempo durara unos minutos, pero duro 13 años y una mañana su corazón se paro.
Su vida se termino.
 


 
 

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