Seguimos en silencio mucho rato, tanto que al final parecía ya interminable, el silencio se apodero de mí en compañía y sin miramientos, no había muchos lugares donde uno podía estar en aquel lugar.
Aquellas sombras algunas eran más corpóreas que otras, algunas tenían rostros, rostros desconocidos para mí.
Hasta que note como una niña me tiraba hacia ella, me hacia salir de mi mutismo para girarme hacia ella.
- Hola- me dijo con unos ojos fríos y muertos- sin embargo su tacto era cálido, su color era claro, su voz era suave- hola ¿me acompañas? No encuentro a mi mama y sé que esta por algún sitio pero no consigo encontrarla entre tanta gente- su mano se agarro fuerte a la mía.
Note algo extraño entre las sombras una de ellas se fue aproximando cuando estaba casi frente a mí, pude percibir su cara su cuerpo, era un hombre vestido de payaso, llevaba un osito en la mano.
- Hola pequeña- dijo dirigiéndose a la niña- esto se te ha caído y tu mama esta buscándote por allí- señalo hacia el infinito, no había nada cierto en aquel payaso y mi instinto fue arrebatarle el osito de la mano y coger a la niña con más fuerza, dije con entereza- gracias ya la llevo yo con su mama- el payaso intento impedirme el paso pero le empuje hacia atrás y continúe con la niña de la mano que se agarraba con fuerza a mí, entonces me pareció escuchar la voz del payaso gritarme” estúpida es mi presa y tarde o temprano será mía, nadie me quita lo que es mío”. Me gire con violencia para golpear a aquel mentiroso, pero no había nadie.
- No me gustan los payasos- dijo entonces la niña- no me gustan sus caras pintadas, me dan mucho miedo, por eso huía de él y por eso perdí a mi osito- la toque la carita y dije con decisión- se dé un lugar donde podemos pasar la noche, está cerca de la estación y hay un tipo, creo que él nos ayudara.
Eso espero, que él nos ayude.
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