
Una cita con un Nosferatun el ultimo, de los suyos libre, el resto había sido encarcelado.
Los Nosferatun eran extraños, muy extraños no les gustaba la apariencia humana, ni de otros vampiros, eran seres solitarios.
Espere cerca del lago, la luna asomo tras la lluvia, una lluvia que desde la mañana había caído sin parar, ahora había cesado y era el momento de que la luna asomara.
Luna bella y creciente, luna bella y reluciente.
El lago me dejo ver su transparencia, la luna resplandecía sobre él, ahora no era momento de una guerra en aquel lugar el tiempo se había parado por un segundo.
Una voz me llamo, me gire y vi al Nosferatun, le mire a los ojos él a mi también.
Camine en calma.
Le hice un gesto de deferencia y el contexto con un gesto cortes.
Ahora le dije has de dirigirte a buscar un cáliz, que no es lo que parece, es un poco más complicado de lo que parece, ve al cruce de los trasteveres allí veras a una mujer que viaja con un animal y con otro ser, no es exactamente humano pero si su apariencia.
Ese pequeño ser, sabe dónde y cómo llegar al caliz y a Frost.
Sentí como sus ojos mostraban la satisfacción del placer que le provocaría la muerte de Frost.
A su tiempo, mi querido Preso, a su tiempo el placer será todo tuyo.
Pero escucha no eres el único que busca su muerte, puede que te arranquen el placer de las manos y puede que lo haga el único descendiente de la familia que te convirtió en lo que eres.
Me aleje en dirección al bosque, pronto aquel lugar seria zona de guerra.
El Nosferatun se quedo allí, mientras la luna iluminaba un bellísimo lago por unos minutos, luego comenzó de nuevo a llover.
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