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El viaje


Caminé durante horas ,bajo la luz de la luna llena que iluminaba el valle de las sombras.

Finalmente encontre el lugar exacto donde poder cavar y allí en medio de la nada mas absoluta enterre mi corazón.

solo mientras navego vuelve a la vida, entre brumas de recuerdos, que en sustancia creo que no existen.

Precisamente por que son realidades en si mismos.











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jueves, 2 de junio de 2011

Una historia de vagabundos.( el dueño de Sandokan y tato)



Todos los días desde hacía un mes, los dos vagabundos se comenzaron a situar para pedir en la plaza de callao.
Junto a la fuente, desde que se pusieron allí tanto Carles como Israel, venia pasar a una mujer que siempre les daba algo de comer.
Carles se quedaba sentado en su manta con sus dos perros, sandokan y tato, dos perros tan vagabundos como sus dueños pero con la diferencia de que tato, tenía la pata trasera amputada, un atropello de coche, les dijo el veterinario. Pues aunque Carles era un vagabundo sus perros estaban bien cuidados y alimentados, a tato se lo encontró buscando en los cubos de basura allá por Cádiz y desde entonces se lo había quedado,Sandokan, era otra historia, era un enorme perro sin raza, una mezcla de mastín y pastor alemán, que la verdad es que lo único que tenia era cara de fiereza, pues era manso y cariñoso, a Sandokan se lo dio un chaval de Albacete que no sabía qué hacer con los cachorros, al principio Carles se quedo con los cuatro cachorros, pero los fue regalando, uno para el vagabundo amigo de Barcelona, otro para la loca de la plaza de Vigo, y el ultimo se lo compro el padre Prudencio, de un pueblo de Cáceres para que no le entraran en el huerto, Al final Carles se quedo con Sandokan era el más grande de los cuatro y nadie le quería.
Carles llevaba casi 5 años de aquí para allá, desde que dejo a su madre sin casa, desde que la droga le llevo a la calle, desde entonces no tenía dinero para gastar, así que no consumía. Lo mejor es que no consumía cuando no tenía pero cuando tenía, consumía., conoció a Israel en Barcelona, Israel tenía solo 20 años y ya estaba en la calle. A Carles le dio penilla que intentara robarle la manta y desde entonces Israel tocaba su flauta y Carles se sentaba a dejar que les tiraran monedas.
Carles observaba a su compañero, desde que habían llegado a Madrid y habían aparcado en Callao, su amigo se comportaba raro, sobre todo cuando una chica regordeta que siempre les daba un par de hamburguesas pasaba junto a él.
Israel, no tomaba drogas, bastante tenía con costearse la comida y la ropa que llevaba, pero en Madrid y desde que aquella chica apareció, Israel estaba raro.
Carles observaba a su amigo- ahijado y sonreía, el jamás había conocido a nadie que le hiciera ir al rastro a busca ropa, ir a los albergues a ducharse, no era de esos que habían conocido el amor, aquel pensamiento le hacía desear aquello que le había echado a la calle, eso le dolía pues su madre había acabado en un albergue de caritas por su culpa, y murió allí, sola y sin nada, cuando su madre podía haber sido tan señora como esas que paseaban por la calle con sus perritos, o sus amigas comprando o hiendo a misa.
Aquel largo día de Mayo, la joven regordeta no había pasado aun, eran ya las 10 y tenían que ir al albergue o lo cerrarían y la calle no era cómoda, aunque Sandokan y tato no podían entrar, nunca se iban de el parquecillo de atrás, allí se quedaban esperando a que Carles saliera.
Eran las 10 y 10 cuando la muchacha salió del Macdonals de Gran vía donde trabajaba, Israel que llevaba ya una hora sin tocar la flauta, la saco de su macuto para hacer que tocaba para ella o algo así.
- El amor y los enamorados- pensó Carles sonriendo.
Pero entonces tres tipos comenzaron a tirar a rodear a la chica, esto pasaba justo en la esquina donde se entra a la plaza, Carles se puso de pie y le dio un golpe a Israel en el brazo, la chica tenía problemas,
Carles dio una palma y los perros se levantaron como un resorte, Israel ya estaba junto a los tres tipos que intentaban robarla, le coloco a uno de ellos la flauta en él la cara, fue un golpe seco pero efectivo, pues los otros dos se quedaron quietos.
Los perros les miraban con los dientes fuera y un gruñido agudo, Carles estaba justo detrás de uno de ellos y le había puesto un palo en la espalda.
La chica cogió la bolsa de hamburguesas que se le había caído al suelo y se puso detrás de Israel, los tíos se disculparon diciendo que no sabían que era su chica, eran extranjeros de algún lugar del este de Europa, se marcharon pero tanto Israel como Carles sabían que iban a volver.
Israel acompaño a la chica a su casa, seguido por Carles y como no sus dos perros, vivía en un pisito cerca de puerta de Toledo.
Aquel día durmieron en la calle, en un edificio abandonado de la calle embajadores.
Pero después de aquello, Israel dejo de ser vagabundo para convertirse en repartidor de propaganda, peón de albañil, novio de Carmen la chica del Macdonals y finalmente su marido.
Carles, sigue en la calle, con sus dos incondicionales Sandokan y tato, de ciudad en ciudad, carrilano aun hoy.

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