El cuervo espía en el horizonte,
El espantapájaros ha cerrado el paso,
El cuervo gira dando tres vueltas sobre él,
Más allá un cielo rojo arde en el crepúsculo,
Insectos suben por mi cuerpo,
Babosas y gusanos se alimentan de mi carne,
Pero pronto acaban contra el suelo,
Mis ojos ya cuencas sin vida parecen,
Descarrilo el tren en la ciudad de los muertos,
Bajo el postrero portal de los sueños moribundos,
Clavan sus colmillos los llamados no muertos,
Alza su voz Sekkmet al aire de los pútridos,
Cortan las venas por las que una vez corrió sangre,
Pero ahora están secas y retorcidas,
El crepúsculo sigue su curso sin rumbo
Un sueño eterno en la ciudad del olvido,
Cuervo que el cielo surcas,
Groando en círculos sobre el espantapájaros,
Qué esperas encontrar más allá de las brumas,
Entre pétalos de secas rosas milenarias,
Bajo el poder de la leona Sekkmet,
Los sueños de los no muertos crecen,
Oculta tus ojos cuervo, Que la vida no te abandone,
Pues más allá de lo que no puedes ver,
No hay nombres,
Solo la ciudad de los condenados a no morir,
De los inexistentes para todos,
De aquellos que perpetraron su huida tras el fin,
Cuervo, sigue tu rumbo, No penetras más allá de noche,
Deja que la vida siga en tu pecho latiendo.
Deja que el espantapájaros te impida el paso,
Pues mas allá del maíz pútrido,
Más allá de los gusanos retorcidos,
Solo queda soledad Tras el descarrilado tren,
Un montón de puertas
Tras las cuales los ojos en cuencas negras,
Miran,
Como intentas cruzar el límite correcto,
No escuches sus voces,
Ellos te llaman,
Tú quieres saber que veo,
Cuervo yo veo lo que tú nunca podrás,
Mientras sigas vivo.
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