comienzo de entre presos.

Me estaba preparando para salir, cuando me apresaron me llevaron detenida, no sabía muy bien a donde me llevaban, de hecho aquel lugar no estaba en mi propio país. Los interrogatorios eran brutales, hasta el punto que dije cosas que jamás hubiese dicho en pensamientos. Pero lo hice, eso les hizo dejar de torturarme, las violaciones se aminaron. Pronto me dejaban ir al patio, ver el sol, oler el aire, sentir la lluvia. Aquel día algo cambio, una persona me observaba desde lo alto de la escalera del patio, me fije en él, le reconocí. El día de la manifestación una semana antes de mi detención, aquel hombre me salvo de ser detenida y ahora estaba allí. Con un sombrero negro, su abrigo negro y un cigarro en la boca, las manos a la espalda y una mirada severa; se giro y se fue. Esa misma tarde después de la cena, la puerta se quedo abierta, Salí corrí por el pasillo, todas las puertas estaban abiertas y no había guardias, al llegar a la calle vi un coche negro la puerta se abrió y una voz me indico que entrara. Entre en el coche y aquel hombre cerro tras de mí la puerta, el coche arranco.