El guerrero flor

El guerrero flor.
Hace muchos, muchos años en un lugar donde la magia y los magos dominaban el mundo, hubo una enorme guerra.
Los magos enfrentados por el poder, llevaban en guerra milenios, el mundo conocido como el lugar, estaba siendo asolado por la guerra, los seres mágicos utilizados sin ninguna piedad eran lanzados unos contra otros, generando un exterminio que en muchos casos llego a la aniquilación de criaturas cuyos nombres se perdieron en la noche de los tiempos.

Un mago Thorirnathen consiguió involucrar a los dragones, una extirpe milenaria de señores guerreros, así el dragón rojo, el dragón verde, el dragón blanco, el dragón negro fueron llamados a la guerra.
Acudieron engañados, convencidos que destruirían el mal y traerían la paz, dominaron al resto de los magos sometiéndoles al poder de Thorirnathen, así la guerra acabo junto con la libertad de todos los pueblos del lugar.
Pero sucedió que el hijo del gran dragón verde, Tothekien estando un día de caza en uno de los reinos abiertos con el poder de los cuatro dragones y que Thorirnathen mediante engaños intentaba conquistar y hacerse con los reinos abyacentes al lugar, pues bien como iba contando, sucedió que mientras cazaba recibió un ataque un dardo se incrusto en su piel, ninguna criatura jamás había conseguido atravesar la piel de un dragón.
Cayo sin poder levantarse paralizado de cabeza a pies, vio llegar a una criatura vestida toda de negro y verde.
Oyó una voz a lo lejos o eso le pareció, gritaba-Funciona, funciona…. luego dejo de percibir y cayó en un letargo extraño.
Cuando despertó, una criatura que se le había acercado le observaba sin parpadear, era una joven parecía una joven y sus manos eran cálidas, suaves y sus ojos, demostraban un extraño comportamiento, parecía estar interesada en su estado, parecía estar cálidamente preocupada, el volvió a cerrar los parpados, sentía que uno de sus corazones comenzaba a despertar, pronto la ira de los dragones destrozaría al que le había herido.
Ella le hablo, era dulce y cálida, casi cantarina… - dicen los viejos satures que si eres solo dragón morirás, alguien te hirió con el veneno de un tarjan y es muy peligroso, para un dragón, sin embargo he cogido hojas de sauco y olivo, una mezcla extraña pero puede que consigamos mi abuela y yo sacarte el veneno que corre por tus venas.
Los días pasaron aquel ser estaba a punto de morir pero sobrevivió, aunque cuando por fin pudo salir de aquel mundo y atravesar el portal lo que encontró fue su mundo asolado, destruidos los dragones, el lugar había sido llevado a su exterminación.
Las criaturas que quedaban vivas al verle llegar lo arrojaron piedras, mandaron a caballeros a matarle.
Noche tras noche, el solitario dragón lloraba bajo la hermosa luna, implorando una explicación a este exterminio.
Jurando en su corazón una venganza sobre aquellos que había llevado a los dragones a la muerte, comenzó a esconderse en las cuevas, pantanos donde los moradores del lugar nunca llegaban.
Cansado de vagar, se acostó en un enorme lago y allí durmió por mucho tiempo.

Así los milenios pasaron hasta que un buen día una extraña voz, dulce y cantarina llego al otro lado del reino de las sombras, allí donde habita la muerte y sus moradores, al principio no la reconoció.
Hasta que los ojos de la criatura le miraron y con suavidad dijo- Thotekien, donde estamos? – al oír esto la tomo de la mano, su garra la apretaba con tanta fuerza que ella comenzó a llorar, hemos de salir de aquí tú no has de estar aquí.
Cuando la joven abrió los ojos ya en su cama, grito y despertó chillando…. Pero ahora por fin Thotekien había encontrado a una amiga.
Su salvadora y el ahora como deber había de cuidar de ella como ella le cuido cuando debía haberle dejado morir.