El viejo árbol
Junto al rio mece sus viejas hojas,
el viento que se ríe de él.
Ya cansada su vieja corteza,
nos cuenta lo vivido en la floresta,
cuan ilustre miembro del bosque ancestral.
Ahora solo él queda de aquella verdad.
Más pasan los años,
de ese viejo álamo,
cuya historia no cuentan ni contaran,
porque a nadie le importa,
que fue de aquel bosque,
solo ahora en su corteza,
montones de nombres,
con corazones marcados,
nos hablan de amores,
felices o pobres,
que en aquella antigua alameda,
de la que solo queda este triste guardián,
se juraban amores eternos,
marcando en sus troncos,
nombres.
Ahí,
que triste es la historia,
del viejo y vetusto,
árbol ya seco por el frio invierno,
como cada primavera,
en la orilla del rio,
dejara que amores nuevos en su corteza crezcan,
como hojas en sus ramas
y nidos en ellas.
Junto al rio mece sus viejas hojas,
el viento que se ríe de él.
Ya cansada su vieja corteza,
nos cuenta lo vivido en la floresta,
cuan ilustre miembro del bosque ancestral.
Ahora solo él queda de aquella verdad.
Más pasan los años,
de ese viejo álamo,
cuya historia no cuentan ni contaran,
porque a nadie le importa,
que fue de aquel bosque,
solo ahora en su corteza,
montones de nombres,
con corazones marcados,
nos hablan de amores,
felices o pobres,
que en aquella antigua alameda,
de la que solo queda este triste guardián,
se juraban amores eternos,
marcando en sus troncos,
nombres.
Ahí,
que triste es la historia,
del viejo y vetusto,
árbol ya seco por el frio invierno,
como cada primavera,
en la orilla del rio,
dejara que amores nuevos en su corteza crezcan,
como hojas en sus ramas
y nidos en ellas.
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