Aquella figura, bajo los soportales que dejaban la
balconada del piso superior en aquel viejo motel de carretera.
Su nombre, muy sinuoso, la sirena.
Era curioso que en aquella abandonada carretera
comarcal, alejado de la autopista principal, hubiese un motel llamado la
Sirena, más que nada porque en aquella parte del país, el mar estaba a más de
100 Kilómetros de aquel motel.
Aquella figura no se movía, de hecho si pasabas por la
carretera, no lo veías, la gente ni
miraba aquel viejo motel con un cartel luminoso que ahora estaba apagado, y en
el que se leía habitaciones.
Solo de vez en cuando alguien que se había confundido,
alguien que tenía una aventura, o las chicas del bar de la autopista se dejaban
caer con sus clientes, por aquel motel.
Comenzó a llover, la luz de habitaciones libres se
encendió, había poca clientela, la lluvia podía traer a alguien que se
perdiera, también se encendió la luz de restaurante, era un pequeño local donde
se daban comidas y cenas, realmente este pequeño motel vivía de esto, ya que de
vez en cuando camioneros, y gente del pueblo más cercano se acercaban a comer o
cenar, la comida era económica y la Señora Lorenzo, guisaba de muerte, estaba
contratada por los dueños, una pareja que dejo todo en la capital para hacer
realidad su sueño, y que ahora habían quedado atrapados en una pesadilla de
pagos y deudas, que los dejaba atados a la sirena.
Con la lluvia llegaron un par de camiones, una pareja
que se había perdido, unos moteros, todos fueron al restaurante, como polillas
a la luz, un coche con un hombre dentro, sin embargo, paro y entro en el motel,
al rato salió con una llave en la mano, cogió el coche y se fue, hacia su
aparcamiento, habitación 4 la ultima de la planta baja, entro dejando la puerta
abierta, la figura e movió el hombre de la habitación 4 salió hacia el coche y abrió
el maletero, saco una bolsa de plástico, y entro, sin percatarse que aquella
oscura figura había entrado en la habitación.
Al cabo de un rato, la figura salió, bajo el torrencial
diluvio que caía, nadie se fijo en ella, pues no fue hacia la carretera, si no
que se fue caminando por un pequeño sendero, que llegaba hasta el área de
servicio más cercano, camino unos 25 minutos mientras la lluvia convertía en
barro sus pasos, entro en un coche negro
aparcado, justo al comienzo del camino, mientras la lluvia caía, sin compasión,
vio como un par de camiones aparcaban, saco una bolsa de viaje, y fue hacia los
baños más cercanos, saludo con la mano a unos chicos en una furgoneta que casi
lo atropellan, y se cambio de ropa, y después, la guardo tranquilamente en una
bolsa de plástico de un gran almacén, la hizo un nudo y fue hacia los
contenedores de basura, más cercanos, esta vez con un impermeable puesto, y la
tiro, luego se dirigió a otro coche uno que estaba mucho más alejado y de color
blanco, lo cogió y se fue.
Al día siguiente la chica que limpiaba encontró el cadáver
de un hombre en la habitación 4, mientras en el área de servicio un camión de
la basura recogía la basura de la noche, y un coche de color negro seguía aparcado
cerca de los baños, con otro cadáver dentro.
Lo más curioso es que ambos hombres murieron según el
forense de un ataque al corazón.