Durante 4 días y noches, había estado sin dormir.
Temía cerrar los ojos, temía repetir la pesadilla, una y
otra vez.
Primero estaba en
aquel pueblo, pequeño, sema vacio, iba directa a la tienda a comprar algo,
Al principio no sabía muy bien que era, luego recordaba
que se trataba de unas botellas, cuando llegaba a la tienda, no había estas
botellas y cogía unas botellas de un liquido blanco, no tenían marca pero ella sabía
que eran más baratas por lo que podría coger más que las que suponía que quería
coger.
Al ir a pagar, la decían que no podía pagar con las
fichas del casino y la echaban sin comprar.
Pero ella astutamente había guardado una botella en la
chaqueta y salía, iba por la calle y
comenzaba a llover, así que su mente la llevaba a la casa de la colina, camino
por el bosque negro, tenebroso y frio, corrió colina arriba, unos ojos
amarillos la observaban desde la entrada, era un enorme lobo negro, pero se
aparto y ella pudo pasar, sin embargo como la puerta no se podía cerrar, subió las
escaleras por si el lobo la seguía, entonces llego al pasillo,
Allí las manos la cogían primero eran agradables, luego
eran desagradables, la arañaban, pellizcaban y tiraban del pelo, se despertaba
sobresaltada en su cama, en su piso, y tomaba tranquilizantes para dormir.
Solo que la última vez, las manos la habían intentado
estrangular, y casi no se despierta, en el espejo vio las huellas azuladas de
unos enormes dedos, y supo que si se dormía, no despertaría.
Ahora llevaba 4 días, sin dormir.
Llamaron a la puerta, si pregunto, la voz del repartidor
de pizza la hizo abrir, sin embargo al abrir la puerta, se encontró con el
enorme pasillo, quiso cerrar la puerta pero escucho un aullido a su espalda,
así que corrió hacia adelante, dejando su apartamento vacio, las manos la
fueron atrapando, hasta que noto como no podía respirar, cayó al suelo y fue
desmembrada, por unas enormes garras.
Cuando días después, el casero llamo a su puerta, esta
no se abrió así que uso la llave maestra, mientras repetía, no me ha pagado el
alquiler.
Cuando entro la encontró muerta, con los ojos abiertos y
el vientre desgarrado, por supuesto llamo a
la policía, aun hoy el crimen sigue sin resolverse.